Tenemos una gran sorpresa. Nuestro amigo Ricky nos cuenta su reciente experiencia en la CTR. Es un alegrón que os vayáis animando a dejarnos vuestras crónicas. Ahí va:
Ayer conseguí llevar a éxito mi pequeño gran reto.
Todo comenzó cuando hace cuatro meses en lugar de ir a trabajar a Houston como estaba previsto, la vida dio un giro inesperado e hizo que de repente tuviera tiempo libre... Entonces decidí correr el CTR y entrenar para no sufrir como lo había hecho en el TP60. Los entrenos al principio consistían en andar y ser capaz de trotar algún tramo en llano a 6.
A nivel físico me encontré con un problema que venía arrastrando hacia tiempo, tenía la pata de ganso inflamada, por lo que comencé a combinar los entrenos con las manos de nuestro amigo Chorry.
Por otro lado, en enero había comenzado mi plan de adelgazamiento, partiendo nada más y nada menos que de 95 kilitos de “na”. Poco a poco, la combinación de todo esto hizo que mis piernas comenzaran a funcionar un
poco mejor, algo que también se empezaba a reflejar en el Garmin. Y así llegue a los días previos de la carrera, donde me asaltaron muchas dudas...

En fin, sabía que tenía que hacer mi carrera y que competía con los de la cola del pelotón. Para saber a quién me enfrentaría busque cuantos habían solicitado la “XL” y pensé: "a esos les tengo que ganar..."
Esa noche dormí bien, todo estaba organizado y a las 6:45 estábamos los cinco preparados para darlo todo. Tenía ganas de salir!
El primer kilometro y medio por el pueblo lo hice tranquilo con Lolo. Al inicio de la primera subida me quede sólo pero no encendí la música pues sabía que me estaría esperando Chorry. Mi sorpresa fue al ver a Prisi el cual se suponía que estaba de vacaciones...no entendía nada pero desde luego fue un alegrón!
Subimos bastante bien aunque sin forzar pues quedaban muchas horas por delante y nunca en mis entrenamientos había hecho más de 25 km. Llegamos a la Peña del Águila sin problemas y comenzamos la bajada hacia el collado de Marichiva. Aquí ya habíamos ganado 30' a la previsión de tiempos que llevaba y casi sin forzar.
Bajamos a las dehesas de Cercedilla y volvimos a subir de nuevo al collado de Marichiva, un bucle que me pareció espectacular.
Ahora tocaba subir Peña Bercial, cerro Minguete y montón de Trigo. Subida guarrera que no me gusto nada, una rama me "ataco" y la tuve que dar un bastonazo para no caerme. :)
Justo antes de la subida al montón de Trigo, Prisi, que había venido ayudándome y aconsejándome durante todo el camino, decidió que me esperaría en el puerto de la Fuenfría para que me pudiera adaptar al hecho de correr en solitario, posteriormente él se marcharía para iniciar su viaje a Asturias.
No me dio tiempo a darme cuenta cuando ya estaba en montón de Trigo, iba cansado pero los tiempos eran los establecidos en mi chuleta. La bajada me costó más por el miedo que llevaba (en el entreno que hice con Prisi, Mikel y Nicky 15 días antes, me dio un pinchazo la rodilla).
A mitad del descenso, allí estaba otra vez el maestro para darme ánimos y llevarme hasta el avituallamiento sano y salvo.Comí, bebí y después de los consejos pertinentes, me fundí con él en un abrazo de agradecimiento.
A partir de aquí comenzaba otra carrera. Inicie la bajada a la fuente de la reina completamente solo y pensaba que era el último de la carrera, así que decidí apretarle bajando a 5:15 y así pude adelantar a varios corredores.
Estaba preocupado porque Ana debía haber estado en el puerto de la Fuenfría...además tenía una llamada suya y no había conseguido hablar con ella. Comencé a subir la Fuenfría completamente sólo, Héroes del Silencio, Seguridad Social y cía. a todo volumen. De repente, sonó el teléfono y era Ana que, ahora sí, estaba en el puerto de la Fuenfría y bajaba a buscarme. Que alegrón cuando la vi!!! Me contó que se nos había roto el grifo del baño y por eso no había podido llegar antes...Que grande mi mujer!!!
Una vez en el avituallamiento, observe como ya no quedaba comida así que, me despedí de Ana y decidí continuar, todavía me quedaba por ascender Siete Picos y las fuerzas ya iban muy justitas.Que genios los de la organización, ponen un avituallamiento en el que solo queda Agua al lado de la fuente de la Fuenfría, no digo nada...
La bajada no me gusto mucho, no la conocía y no sabía a dónde iba. Al rato aquello cambio y empezó a picar para arriba, subía y subía y nunca terminaba. A medida que iba subiendo el viento era más fuerte y sólo veía cintas delante de mí, este fue un momento duro, paré, comí, bebí y cogí aire.
Me adelantaron cuatro corredores a los que volví a pasar en breve llegando a Siete Picos en solitario y muy fatigado. Me dolía todo pero no quería parar, sabía que si lo hacía no me movería. Bajaba destrepando muy lento hasta que un corredor me paso. Decidí hacer un esfuerzo y seguirle. Durante un rato bajamos juntos hasta que me fui encontrando mejor. A medida que el camino permitía correr, más rápido iba, se me habían olvidado todos los dolores, tenía ganas de llegar!!!
En el último avituallamiento, viendo que no había comida, tampoco paré... Sólo quería llegar!!! A 700 metros de la meta, llamé a Ana para avisarla pues había mejorado la previsión de los tiempos. A los primeros en ver fueron Carlos, Jorge y Álvaro que vinieron a buscarme y correr los últimos metros conmigo. Otro alegrón!!!!! A medida que me acercaba, me di cuenta que todos me estaban esperando. Bese a Ana y la cogí para que entrara conmigo! Qué emoción!!!
Quería agradecer a mi mujer, que además de aguantarme todos los días, se subiera conmigo parte de la Fuenfría y que estuviera apoyándome en todo momento. Verla en meta fue el mejor premio que pude tener.

Ahora a seguir aprendiendo, entrenando y disfrutando del monte!
Nota: En cuanto pueda unas fotillos...