“o de
la importancia de los signos de puntuación (puntos suspensivos, puntos
seguidos, puntos y aparte y admiraciones) en el mundo del trail”
La pareja por
excelencia escuchará de pie, impertérrita, la llamada de las montañas. Tensará
músculos a la par. Estarán listos para salir, estrujar la vida y sentir, sentir de verdad. Y así lo harán.
Lluvio, estás fino. Sin más. Porque no hay mucho más que decir. Mañana
reventarás el crono. Revalidarás que hace dos años tú estabas ahí por razones
más que justificadas y, con ello, volverás a expresar tu agradecimiento de la
mejor manera que sabes, de la única forma posible. Además, mañana volveréis a compartir
salida, monte bajo un cielo infinito y sentimientos que ningún otro será capaz
de comprender siquiera. Y eso es más importante que cualquier otra cosa.
¡Estás, Fina! Créetelo. Pese a todo y por encima de todo,
estás. Sonrisa ancha, que no deja espacio para nadie más en esa plaza. Plaza
que se quedará pequeña para albergarlas a ella y a tu ilusión. Recuerdo ahora
cuando allá, por aquel 17 de Junio de 2012, quedó su impronta en nuestra sierra
amada. Sonrisa del virtuoso pianista que tocó las teclas de nuestros sueños.
Rezaba una entrada en el blog: “¿cuándo se nos olvidó ser niños?” Ahora, más
que nunca, tengo totalmente claro que eso a ti no te pasó jamás. Sólo tú miras
siempre igual que ellos, sin límites ni restricciones y por eso Rafina, desde
recién levantada la mañana, te vestirás esa mirada de niño y esa sonrisa que
todo lo puede y no te desvestirás de ellas ni cuando bien avanzada la noche,
al tumbarte en la cama rendido y exhausto, con los ojos abiertos de par en
par, sonrías al techo recitando sin mediar palabra “Hoy ha sido el día”.
Lluvio,
prepararás el camino al pianista. Pianista, tocarás melodías que le harán
volar. Juntos seréis uno. Juntos seréis imparables. Vuestros sueños serán
nuestros sueños. Vuestros sufrimientos serán los nuestros. Vuestras alegrías
serán compartidas con nosotros. Pero la felicidad plena y a quienes dediquéis
cada paso serán sólo vuestros. Eso os pertenece a vosotros en exclusividad. Y
el día quedará imborrable en vuestro recuerdo. Inseparable de vuestro ser,
desde el momento en que toméis la salida y para siempre.
P.D.: Porque la
vida son ciclos, al igual que ese caluroso día de Junio escuché al pianista
desde detrás, mañana tendré la gran suerte de volver a hacerlo desde la misma perspectiva.
Rafa, ten por seguro que conforme las reciba, me encargaré de empujar las notas
hacia delante, con la escoba firme, para devolvértelas a modo de jaleo,
gritándote “Ondo, ondo, oso ondo, amigo. Lasai eta ondo pasa. Sólo tienes que
disfrutar”