30 de enero de 2013

A menos de cuatro...


 Se acerca el mes de marzo y con él “La Tragamillas”. Es esta una carrera especial por muchos motivos. Cuando empecé a correr, dentro de unos días hará cinco años ya, me fijé esta carrera como objetivo a un año vista. ¡Quién me iba a decir que cuándo por fin llegó el día ya llevaría un maratón en la mochila! Es además la carrera de mi pueblo, donde motivación y público no faltan nunca. Para rematar trabajo en ella, en mayor o menor medida, junto a grandes compañeros, para que siga siendo una media maratón de referencia en la Comunidad de Madrid.

 Este año, si no se tuerce nada, será ya mi quinta participación, por lo que sirve de referencia para lo que ha sido mi evolución en esto del correr:

·        2009: 1h 28’ 32’’
·        2010: 1h 29’ 00’’
·        2011: 1h 30’ 00’’
·        2012: 1h 40’ 00’’

 Cada vez más lento… bien es cierto que la única vez en la que fui a buscar mi propia marca fue la primera, ya que en las sucesivas he ayudado a alguien a lograr un objetivo o incluso he llevado el globo que marca los tiempos.



 Esta vez no será diferente, supongo que volveré a llevar el globo de la hora cuarenta junto aAlberto. Es de lo más gratificante que puedes hacer con un esfuerzo “relativo”. Y digo relativo porque ese tiempo que el año pasado se hizo casi sin sudar tal vez este año sea más difícil de lograr. La “tractorización” de los ritmos tiene sus inconvenientes, y la dificultad para correr de verdad tal vez sea el más importante de ellos.

 Porque no voy a negar que a veces he sentido la curiosidad de buscar dónde están mis límites en cuanto a velocidad. Aquel primer año en el que sin experiencia y sin hacer una sola serie conseguí una marca decente me hace pensar que tal vez entrenando en serio podría... No, no podría, me gusta ponerme las zapatillas y trotar sin obligaciones, correr por sensaciones, disfrutar de cada salida como si esta fuera el objetivo final de mi vida atlética. Sé que los entrenamientos serios y las series acabarían con la ilusión de encontrar una nueva senda, que las lesiones que tan abandonado me tienen (y que dure) aparecerían inmisericordes… bien es verdad que a veces, en medio de un cortafuegos, cuando las pulsaciones se elevan y las piernas no pueden más, cuando veo a Fernan, Lluvio o Prisillassubiendo como si no costara, pienso en esos kilómetros a menos de cuatrominutos que podría estar haciendo, pienso en que mi cuerpo está mejor diseñado para un diez mil que para un ultra de montaña y que tal vez esté equivocado y luchando en un lugar que no me corresponde.

29 de enero de 2013

Con la mirada de un niño

Esa mañana me levanté vistiendo la mirada de un niño. Hasta hace muy poco no lo sabía, pero al final he comprendido que es así únicamente como pude afrontar ese reto. Únicamente podría terminar el MAM mirando al futuro como lo haría un niño, sin límites ni restricciones, sin conciencia del fracaso, sin importancia de la hazaña más allá de la recompensa en la satisfacción propia. Porque sólo los niños son héroes a sus ojos y algún día volarán o serán invisibles y se podrán colar en las casas sin que les vean o serán campeones de fórmula 1 y subirán con Calleja al Everest en uno de sus desafíos y visitarán la luna y tendrán una novia modelo y serán futbolistas del Real Madrid... ¿Cuándo se nos olvidó ser niños?

Estamos en la línea de salida. Durante el último mes únicamente he salido un día a entrenar y por delante me esperan 42 kms. y unos 5300 durísimos mts. de desnivel acumulado, pero eso es lo de menos, el que mira es un niño y para un niño no hay imposibles.

Casi sin darme cuenta estoy en el Alto de Guarramillas y el cuádriceps izquierdo empieza ha hacerse notar. Mala señal cuando no he completado siquiera una cuarta parte del recorrido y por delante quedan Peñalara y Cabezas, pero eso es lo de menos, el que mira es un niño y para un niño no hay molestias cuando está disfrutando.

Primer paso por cotos y el cuádriceps izquierdo ya no va solo, ahora también le acompaña en el dolor el derecho. Comienzo la subida y la compañera de Zigor Iturrieta me espeta que da gusto ver la sonrisa que llevo pintada en la cara, que me ve mejor que antes. Eso sólo puede significar que la alegría es mayor que el dolor. Fue curioso cuando subiendo a Bola ella misma me miró, yo la miré y la sonreí y tras una frase ininteligible para mí pues era en Euskara me gritó "Oso ondo" por lo que no pude hacer otra cosa que contestarla sonriendo "eta Lasai". Ella no sabía que para mí eso lo significaba todo, que en ese momento me estaba diciendo el corazón que iba a terminar pasara lo que pasase, que donde menos me lo esperaba y unos años más tarde mi mantra volvía a nacer cuando más falta me haría. Volver a verla no hizo más que confirmar mi premonición y hacerme feliz en la eternidad de ese instante.

Lo mas duro de la carrera se dio en esa subida a Peñalara. Ahí me pasarían Vallejo y tropecientos corredores más. Cada paso era un dolor insoportable. Rozar una piedra al intentar levantar en vano la pierna para dar el siguiente paso significaba un calambrazo que me hacía quedarme absolutamente quieto durante al menos un minuto, con la pierna totalmente contracturada, un dolor insoportable en los cuádriceps tensionados y casi lágrimas de dolor y tensión. Sin embargo, siempre con la mirada sosteniéndose en el horizonte, porque el que mira es un niño y un niño nunca mira hacia atrás y menos cuando está compitiendo.

Cumbre en Peñalara y vuelta a Cotos. Únicamente escucho como el pianista escribe su melodía mientras nuevos pinchazos me obligan, sobre todo al principio, a parar de nuevo acalambrado y con la moral minada. Será el único momento de la carrera durante el cual me plantee muy brevemente, de soslayo, terminar en Cotos. Pero no, una vez mas no, hoy va a ser mi día y si no termino el helicóptero me tendrá que ir a buscarme a cabezas. Además, comienza a germinar en mí un sueño, hoy le quiero abrazar en la meta a él y eso sólo será posible si termino por mi propio pie. Ya en Cotos asusto un poco a Chema con mi seriedad al decirle que estoy absolutamente destrozado pero que sigo para Cabezas y como un niño que inconsciente se adentra en el peligro del bosque, allá que vamos mi mirada y yo.

Camino de cabezas distraigo mis pasos conversando con todo el que pillo, música del pianista de fondo y ascenso mejor de lo esperado hasta el primer avituallamiento en la fuente. Allí, Iván me trata como un rey, por lo que a coronar tocan. En la subida tengo que estirar mucho la pierna para superar el desnivel de una roca a otra y, aunque intento dar pasos cortos, de nuevo varios agarrotamientos seguidos hacen que tenga que parar bastante. Suerte que Gaizka baja y me ayuda a estirar algo. Piano, piano, llego arriba donde me esperan Gonchu, El mudo, un poco de coca cola y mis cuádriceps que no paran de contraerse solos, dando la sensación de tener vida propia. Desde aquí puedo ver el cerro y, en mi mirada de niño, el final de la carrera abrazado a él.

"Ondo, ondo, oso ondo. Lasai". Comienzo a bajar cabezas y rompo a llorar. Voy a terminar este MAM y no puedo contener la alegría. Aunque aún me quedan al menos 10 kms. sé que voy a terminar. Por mis cojones que termino. Si he llegado a subir cabezas, bajo aunque sea arrastrándome como una culebra. De fondo, el viento me acerca los últimos compases del pianista. Sé que está cerca de terminar y firmar una preciosa obra. Las montañas cotillas me lo susurran conforme llego a Valdemartín. Curiosamente paso a mucha gente y corro casi todo el rato a buen ritmo. No me lo puedo creer, aunque claro, ahora me doy cuenta de que me movía la ilusión de un niño y eso no entiende a la inoportuna realidad.

Puerto de Navacerrada. Bajar de Bola no ha sido tan duro como esperaba y continúo corriendo hacia Cercedilla hasta que llega un punto en que los cuadriceps me dicen que no puede ser mas, que ya basta. Pero yo hoy soy un niño obstinado y sólo veo el abrazo del final. Los niños son así, nunca se plantean la retirada, eso no entra entre sus posibilidades. Esa alternativa no existe. El héroe ni abandona ni se rinde.

Me toca andar mucho y ver como tardo más de 20' en hacer cada km. a pesar de ser en llano o cuesta abajo. Empiezo a creer que llegaré a meta pero que no habrá abrazo porque, siendo la hora que es, él se tendrá que haber ido. Troto poco. Ando mucho. Los niños, a veces, sólo a veces, también se desilusionan.

Ya sólo me queda cruzar el río, subir la cuesta de tierra hasta encontrarme el asfalto y terminar la aventura con la desilusión del abrazo no conquistado. Los niños, cuando se hacen mayores, comprenden que no se puede tener todo en esta vida y, aunque les cueste, asumen que no hay victorias completas ni felicidades absolutas. Pero ese día todo es posible y el que mira es un niño, por lo que al fondo, al final de la cuesta de tierra, no pude ver a otro que no fuera él y no pude hacer por menos que volver a correr y estrecharle fuertemente, atraerle hacia mí y apretar con toda mi flaqueza, dejarme las últimas fuerzas en hacerle saber sin palabras que hoy la carrera tenía un gran sentido y que ese sentido se estaba materializando allí en ese preciso instante.

El resto fue entrar y pensar en la siguiente. La vida había vuelto a mis entrañas y había vuelto a mostrarme el sentido de mi locura. Porque no hay nada imposible cuando el que mira es un niño.

P.D.: Aquél día hubo muchos otros abrazos que me quedé sin dar, pero estaba exhausto e incluso desubicado al llegar a meta. Después a los pocos minutos y ya algo más descansado me arrepentí de no acercarme al resto de locos y estrecharlos en lugar de entrar en meta como un obtuso e ir al avituallamiento. Lo siento, porque para los niños ante todo están los amigos y no una vana entrada con los brazos en alto. Ese egocentrismo es propio de los pobres mayores. Menos mal que aproximadamente un mes mas tarde pude resarcirme en el pueblo de Navacerrada.

27 de enero de 2013

Seguimos corriendo



Un día más seguimos corriendo… Somos felices.

Y, aunque hemos conocido las mieles de nuestros propios éxitos,

Hemos recibido las punzadas mil veces repetidas de algún que otro fracaso;

Conocido el cuchillo helado del frío en nuestros ateridos cuerpos;

El cansancio dolorido de unos músculos lacerados,

El sufrimiento extremo, más allá de toda lógica,

La extenuación, la impotencia, el miedo, …

A pesar de todo, pese a todo…

Un día más seguimos corriendo… somos felices.

¿Por qué? ¿Qué indescifrable energía nos impulsa?


25 de enero de 2013

Cuando la lluvia moja.

Después de una semana de reposo debida a una fastidiosa y repentina sobrecarga en el gemelo, ayer salí de nuevo a correr.

Esta vez retomé con mucho miedo, miedos que se iban diluyendo según volvía a pisar la tierra empapada, sintiendo el sonido de la lluvia sobre mi capucha, sin frío, sin calor, cegando mi visión con mi proio vaho, disfrutando del “fresco” oxígeno, controlando el ritmo, iluminando los lindes del camino con mi frontal y comprobando que detrás de la oscuridad se muestra un verde diferente, el verde de la hierba que crece fresca bañada con miles de pequeñas gotas de agua que la visten, mirar al frente y comprobar que el final camino es oscuro pero disfrutando de la zona que ilumina mi frontal, los sonidos de la noche, y la concentración de ir pisando por la zona adecuada.
Hoy siento que la lluvia moja, pero sigo disfrutando de las pequeñas cosas que nos ofrece la naturaleza aunque la noche limite su visión.

Sinceramente los objetivos para este año los tenía claros pero actualmente son un poco difusos. Espero que la luz de mi frontal aguante lo suficiente para cuando lleguen momentos de oscuridad poder seguir el camino.

A veces pienso que la vida es como cuando sales a correr.

Deseo enormemente que llegue la temporada de montaña, pero hoy deseo vivir más que nunca el presente porque sin éste no tendremos un provechoso pasado ni un futuro por investigar.

Hay tantas cosas que hacer hoy.  Aprovechemos el presente.

24 de enero de 2013

La camada.

Han sido varias la últimas entradas en las que hemos vuelto un poquito atrás en el tiempo, a los inicios como corremontes de algunos de nosotros. 
Y la verdad es que leeros ha conseguido que tome conciencia de lo mayor que me voy haciendo. De como pasan los años. 
He tenido la ocasión de rememorar muchos momentos que describíais y aún otros muchos más que venían a mi memoria.
Sí, es cierto que ha pasado el tiempo, pero he de deciros que me siento afortunado de haber podido contemplar la mayor parte de aquellos primeros pasos de muchos de vosotros. Haber estado allí para contarlo, haber sido partícipe y causa en muchos casos de vuestra elección por el trail. 
Porqué en aquella época necesitabas alguien que te animara, que te descubriera rutas, técnica, equipación, carreras... todo era menos público y reducido. Así nos fuimos juntando y se formó una formidable "camada" de cachorros ávidos de introducirse cada día más en el mundo del trail. Casi "mis niños" por encima de las edades de cada uno de vosotros.
Con el paso de todo este tiempo aquellos iniciados se han convertido en enormes atletas. Resistentes, fuertes, poderosos.
En los tiempos actuales las nuevas generaciones gracias a la información, a la tecnología, al crecimiento de las marcas, de todo el mundo trail son prácticamente autodidactas. Capaces de obtener de todas estas fuentes el estímulo suficiente para dar el paso y echarse al monte. 
A veces echo un tanto de menos aquellos tiempos, imagino que me invade eso que dicen "nostalgia". Pero, en cualquier caso me siento realmente orgulloso de haber sido pionero y enormemente satisfecho de ser participe y testigo de los logros de aquella camada.

22 de enero de 2013

I Quemapolvorones Villalbina


 El pasado domingo, en la “I Quemapolvorones Villalbina”, volví a vivir de cerca aquello que hace años me enganchó al mundo de las carreras populares. Ver desde fuera el sufrimiento y la ilusión con la que el novato se enfrenta a unos larguísimos diez kilómetros me hizo retroceder a una mañana lluviosa en Ávila, mi primera carrera (con la excepción de las tres leguas villalbinas que corrí en el pleistoceno). Una media maratón, para qué empezar con menos, en la que no sabía si sería capaz de terminar, recuerdo todavía la alegría que sentí al atravesar la línea de meta sin haberme echado a andar, ni siquiera en la “bonita” cuesta final.

 Con el tiempo, hacer un diez mil, una media maratón o incluso un maratón, dejaron de ser aventuras atrayentes. Tal vez por eso mis pasos me hayan llevado a la montaña y al mundo ultra… no encuentro motivación en los tiempos y tampoco en repetir objetivos ya sobrepasados. Aquí cada carrera es diferente, cada distancia un mundo. Acabar un reto.

 Pero dejémonos de filosofías y vayamos al grano. Me gustó la carrera, el recorrido era variado y rápido, bien marcado con la excepción de la zona del recinto ferial, donde cada uno trazaba por donde más le convenía. El paso por el interior de la Dehesa es un auténtico lujo y los voluntarios que por allí andaban de lo mejor que he visto, ¿por qué será?. Avituallamiento sencillo y suficiente. En lo negativo el hecho de que cerraran el acceso al parking muy temprano, de forma que hubo que buscarse la vida para aparcar por las calles adyacentes. Supongo que habrá algún motivo que no logro entender.

Mientras el "Cuñao" sufre el "Loco" va dando brincos...
Foto de José Luis Sanz Mendez


 Mi carrera fue “tranquila”, llevar un ritmo y hacer una distancia mucho menor a lo habitual en un entrenamiento de domingo me hizo pensar en no haber hecho nada, pero la experiencia ha sido bonita. Me gusta ejercer de “liebre” y ayudar a alguien a lograr su objetivo, ha sido positivo y divertido. Tanto que si nada lo impide, este año intentaré de nuevo llevar algún globo en “La Tragamillas”.

17 de enero de 2013

GTP 2013. Cuando la noche te confunde.

Este año, la edición del Ultra de la Sierra Madrileña estrena horario de inicio: las 23:00 horas del viernes 28 de junio. Un detalle este realmente importante a la hora de considerar los tiempos finales y la estrategia a desarrollar durante la prueba.
Porque bajo mi modesta opinión las referencias de tiempos de otros años no han de servir en esta edición, es más, creo que los tiempos finales serán, aunque sea levemente, superiores a los de las tres ediciones anteriores. 
Esto pienso que será así porque la velocidad que se desarrolla durante las horas de noche no puede ser nunca igual a la media que se puede sacar durante el día. Así que todos esos kilómetros que cada corredor recorra durante las primeras 7 horas de la prueba, hasta el amanecer del sábado, serán sensiblemente inferiores a las ediciones anteriores.
Luego evidentemente llega el tramo intermedio de la prueba que esta edición se podrán transitar en condiciones de calor menos extremas que otros años. Pero no nos equivoquemos, si el Sol aprieta a partir de las 12:00-13:00 horas del sábado, se sumará al cansancio y al sueño acumulado de forma que no deberíamos ser optimistas en extremo respecto a la posibilidad de ganar demasiado tiempo respecto a otras ediciones.
El tramo final de la prueba tiene en esta ocasión la ventaja de atravesarse con luz natural para la mayor parte del pelotón. Esa zona del Eresma hacia la Casa de la Pesca, que en anteriores ocasiones ha dado lugar a pérdidas y equivocaciones y la bajada desde el Collado de los Pastores a la Barranca, se afrontarán mejor. Mejores condiciones de luz, pero el mismo cansancio muscular y posiblemente más sueño.
Por todo esto, para los corredores que deseen buscar sus límites o se marquen el objetivo de hacer una buena clasificación los entrenamientos nocturnos, más que antes, serán fundamentales. Largos para acostumbrar al cuerpo al sueño acumulado e intensos para desarrollar una velocidad importante por terrenos técnicos. Porque, será una clave: el tramo Fuente Campanillas-Hoya de San Blas.
Si la subida hasta el Piornal y de ahí hasta la Maliciosa es dificultosa por desnivel y terreno el realizarse en ascenso y con los corredores agrupados hará que sea llevadera siguiendo "al de delante". Por contra la bajada desde Maliciosa a Canto Cochino, técnica en gran medida hará que aquellos que se defiendan y conozcan el terreno logren una importante ventaja. Igualmente ocurre con el tramo Pedricero hasta el Collado y la bajada a la Hoya entre vegetación y raices traicioneras. Desde la Hoya la pista que nos conduce hasta la Morcuera debe permitir correr a ritmo, al igual que la bajada a Rascafria. en este tramo es donde se hará de día para buena parte de los corredores.
Así que, preveo muchos corredores entrenando esa primavera ese tramo entre la Barranca y la Hoya de San Blas porque un buen conocimiento de ese terreno les hará ganar muchos enteros a la hora de lograr hacer un buen puesto en carrera.
Vosotros, ¿que opináis?.


16 de enero de 2013

Mil y una sendas en la Sierra de Hoyo

Al igual que hice hace unas semanas con nuestro querido Cerro del Telégrafo, hoy he unido sobre el mapa de mi Sierra de Hoyo los tracks de las salidas del último año... son todas las que están, pero no están todas las que son... ¡continuaremos explorando!


15 de enero de 2013

Otro poco de historia y de comienzos

Es curioso ver en las últimas entradas y comentarios al blog cómo fueron algunos orígenes, cómo el desarrollo como corredor y lo que se ha llegado a ser hoy día, sumando los sueños que aún quedan por cumplir. En lugar de contestar a cada una de las entradas (aunque probablemente también lo haga) voy a intentar describir la parte que a mí me toca como "razonamiento post-mortem". Intento explicarme haciendo un breve resumen de mi escasa trayectoria como "inconsciente del cerro":

  1. Comienzo a correr directamente en una carrera (para qué entrenar). Colmenarejo, con sus 7 kilómetros e infastuosas subidas me enganchan, pero la bici y mi siempre escaso tiempo hacen que la siguiente vez que me calce unas zapatillas sea aproximádamente 6 meses después cuando el individuo que me engañó para correr en Colmenarejo (véase mi hermano) me vuelve a engañar para apuntarme a la carrera de Navidad de Cercedilla, por lo que esta vez con más miedo que vergüenza salgo a entrenar unos días antes con gente del club. Tras estos entrenos y correr la carrera de Navidad, escapándose de juicio alguno me inscribo al club, me planteo La Tragamillas y comienzo a entrenar INCLUSO entre semana.
  2. 1:44 creo que hice en La Tragamillas siendo la primera vez en que completaba esos veintiún kilometros y poco (el entreno más largo lo hice de 17 y terminé andando con mi dichosa rodilla hecha un asco). A las 2-3 semanas corro la media de Segovia y comienzo a inscribirme en diez miles. Llega el mes de Junio y con él El MAM. Subo a ver a algunos compañeros del club y mis ojos hacen chiribitas. Me parecen unos superhombres con un coraje sobrehumano, los cojones del caballo de Espartero y muy, pero que muy poco juicio. Aún así les envidio hasta la sinrazón.
  3. Hay un MAMón en particular que se percata del brillo de mis ojos y, al igual que ha vuelto ha hacer después con muchos, me dice como si tal cosa que el año que viene correré junto a ellos. Yo pienso que este Mikel está gilipollas. Aún así me dejo embaucar por Fernan, Prisi y él mismo para correr en Septiembre la carrera de las Dehesas de Cercedilla. Siempre recordaré ese mes de Agosto entrenando Lunes, Miércoles, Viernes y Domingo por el cerro y cómo me presenté en la línea de salida esa primera semana de septiembre con un canguelo en las piernas que no sabe nadie. Ese día fue mi principio oficial como Loco del Cerro.
  4. Continúan los entrenamientos y cada vez piso menos el asfalto. Aun así consigo bajar de 40' en un diez mil y voy mejorando mi velocidad hasta que la rodilla dice basta. Mientras intento recuperarla descansando desconozco porqué razón parte de los MAMones se plantean una "aventura épica" y nos pican a Pepe Despacio, Lluvio, Ppong y a mí con acompañarles. Recuerdo que quedan Fernan, Prisi y Mikel para decidir si hacen el primer GTP o la G2H, se deciden por ésta última y el resto nos negamos en redondo. Como en casa no aguanto quieto una mañana de domingo, salgo ha acompañar no llega a 6 kms. a los locos (llegando a casa molido con la rodilla jodida aún) y Prisi y Mikel no paran de darme por culo con que les tengo que acompañar a Gipuzkoa y, aunque por fuera digo que si están bobos, por dentro nace una necesidad, una llamita pequeñita pero que quema. El último día, a punto de cerrar inscripciones busco por Internet la Kutxa más cercana a la oficina, los datos de la cuenta en la web y me levanto de mi sitio diciéndole al jefe que vuelvo en un rato y lloviendo a cántaros y sin pensarlo ni meditarlo, siguiendo únicamente el sentimiento de que si no lo hago me arrepentiré toda mi vida me embarco en la locura más fascinante que he hecho jamás. La G2H nos espera a cuatro novatos que en ese momento y de cara a un ultra no valemos dos pesetas.
  5. Ese año intentaré el MAPOMA pero voy lesionado y en el kilómetro 27 me tengo que retirar. Como había predicho Mikel me inscribo al MAM como "preparación" a la G2H y un año y medio después de comenzar a correr y saliendo ya a entrenar casi sólo los fines de semana termino contra todo pronóstico el MAM. Ese año lo terminamos los 7 que lo intentamos, los 7 que salimos en una de las fotos más guapas de la historia. 
  6. Un mes y medio más tarde estamos los cuatro en la plaza del ayuntamiento de Beasain escuchando el sonido de la txalaparta y sintiéndonos especiales cuando nos bailan el aurresku. Desde el MAM he sumado apenas 80-100 Kms. más de entrenamiento, casi los mismos que tendré que hacer en las 14-16 hrs. siguientes que teníamos planificadas. Al final resultó ser una batalla agridulce donde el abuelo y yo nos fuimos a algo más de 21 hrs. (por mi, ya que el bigotes terminó silbando) y Mikel y Prisi abandonaron en el km. 50. Sin lugar a dudas este primer ultra marcó un punto y aparte en nuestra carrera deportiva pero más aún en nuestras vidas. En las de los cuatro. Creo que de esa G2H todos aprendimos muchas cosas sobre nosotros mismos. Muchas que de una manera u otra hemos contado otras veces y muchas que nos hemos reservado para nuestro crecimiento interno. A Mikel y Prisi les vino mejor que bien para que desde ese momento se hayan convertido en verdaderos ultreros. A Fernan le afianzó algo que todos sabíamos pero que su filosofía samurai le obligaba a comprobar y a mí me enseñó hasta dónde se puede llegar con el corazón y el deseo férreo de algo siempre soñado. Si terminé aquella G2H fue porque disfruté de cada momento aunque fuera terriblemente duro y porque iba muy preparado mentalmente. La compañía y el anhelo de mi hija de apenas 7 meses hicieron el resto.
  7. A partir de aquí mis entrenos se espacian, mis objetivos se quiebran una y otra vez y no es hasta este año, de nuevo en nuestra carrera, en ese MAM que nos vio nacer a algunos como maratonianos, que no volví a sentir lo mismo que en aquella G2H. Otra vez la cabeza y el corazón fueron uno y se obró el milagro. Una vez más el sueño venció a la realidad y me devolvió los sentimientos olvidados.
  8. Nuevo fiasco en la M-S y nuevo descenso en el ritmo de entrenamiento. Unas veces puedo el domingo pero otras muchas ya se espacian 15 días. Resultado: disfruto de cada día que salgo aunque después sea un dolor el que recorre mis piernas el resto del día.
Como conclusión a este tocho de post quiero añadir simplemente que unos empezamos al revés, haciendo mucho en poco tiempo y ahora nos toca esperar y hacernos corredores de fondo y otros gracias a que ya eran corredores de fondo pero la realidad les puso en su sitio en cada momento ahora disfrutan de las mieles del éxito, por lo que no queramos correr más que nosotros mismos y demos "conversación a nuestros pasos". Para poder correr mañana tenemos que andar hoy y tal y como están hoy día las cosas tenemos que ser muy selectivos y exquisitos con nuestros objetivos, planificarlos conforme a nuestra propia realidad, sin olvidar los sueños pero considerándolos lo suficientemente importantes para valorar si queremos perder un cartucho intentándolo a medias. Además, hay que ser respetuoso con aquellos que se preparan realmente las carreras, especialmente aquellas en que es muy difícil inscribirse o ser seleccionado, puesto que si ocupamos un puesto en esa línea de salida sin tener posibilidad de completar la aventura aunque estemos dándolo todo y dejándonos la piel habremos equivocado nuestro objetivo y habremos truncado el de otro. Por todo esto vais a permitirme que este año os acompañe siempre que pueda allá donde vayáis, pero que además os acompañe siempre que tenga sentido porque quede dentro de mis posibilidades y objetivos. El resto del tiempo disfrutaré leyendo vuestras crónicas, escuchando vuestra euforia y soñando, soñando que quizá la próxima sea la que me toque a mí.

Locos, no dejéis de ser locos y soñar...

12 de enero de 2013

Los comienzos siempre son difíciles


Perdón si mi memoria falla y cometo algún error pero en mi caso me pasa más a menudo de lo que quisiera. Lo digo porque mis inicios en la carrera por monte de una forma sistemática, no por cercanos, tengo la seguridad de conservarlos en mi memoria.
Recuerdo haber salido con Prisillas,  Alberto, Alex… alguna vez Ppong…
Estas salidas eran una mezcla de placer, temor, cansancio,… que me hacía replantearme al final de cada entrenamiento si merecía la pena.
Me acuerdo de un Prisi, intratable, subiendo como una moto con una fuerza que me parecía imposible de igualar, junto a un Alberto que lo seguía de cerca. Alex siempre era mi tabla de salvación porque me daba tiempo para recuperarme antes del siguiente envite. Recuerdo también con miedo y frustración las bajadas, sobre todo las técnicas, intentando no caerme y viendo con qué facilidad se iban los demás. Ni siquiera los tramos finales, más o menos llanos, servían para un momento de relax ya que Josema lograba con facilidad rondar los cuatro minutos por kilómetro en un terreno para mi muy irregular. La despedida era para mí, entonces, un bálsamo que me permitía estar contento porque un día más había conseguido ‘aguantar’ sin descomponerme en exceso.
Luego llegaba la vuelta a casa con las molestias musculares de un cuerpo todavía no acostumbrado a un terreno muy específico. El cansancio y la pesadez de piernas me acompañaban todo el día siguiente (de descanso) haciendo que subir o bajar las escaleras del metro fuera una pesada tarea para mí. Y así, casi sin transición, llegaba un nuevo entrenamiento donde     siempre me asaltaban los temores y las dudas. Notaba que el esfuerzo era demasiado para mí pero disfrutaba tanto por el monte… Volvía a quedar y el círculo se completaba de nuevo como el lento compás de las manecillas de un reloj.
¿Cuándo conseguí acostumbrar mi cuerpo? No lo recuerdo. ¿Cuándo empecé a disfrutar desde el principio hasta el final de cualquier quedada? Imposible rememorarlo. Lo único que puedo decir es que mereció la pena el esfuerzo, merecieron la pena las molestias y los sufrimientos porque esta afición me ha dado enormes satisfacciones.
Gracias Prisi por haberme insuflado este deseo. Y a los demás por acompañarme.

Viejos tiempos, tiempos nuevos.

No voy a ser yo, que tomé parte de la primera edición del MAM sin haber corrido nunca una carrera de montaña el que detenga la ilusión de nadie por afrontar el desafío de sus sueños. Pero sí que voy a permitirme hacer un poquito de historia de como eran aquellos tiempos y como son hoy en día. Y dejar algún consejo.
Por entonces las carreras Trail no existían. En el mapoma corríamos 4000 personas que ya era un lujazo y en las carreras de 1o km como la Popular de San Claudio en el distrito de Vallecas te apuntabas tranquilamente el día de antes. Pruebas con Cuerda Larga o Tres Refugios supe después que ya se celebraban pero en aquel entonces no eran conocidas más que entre un círculo reducido de corredores y por los montañeros.
Lo que sí llevábamos en las piernas era un buen puñado de kilómetros en Canillejas, Universitarias y Mapomas todos los que nos empezábamos a animar en esto del Trail. Y aprendimos en nuestras propias carnes que había que preparar el cuerpo con entrenamientos específicos sobre el terreno sino queríamos arrastrarnos durante varios días después de correr aquellas pruebas. Os aseguro que bajar los elevados escalones del autobús a la calle fueron una tortura durante un buen puñado de días después de aquel primer Mam.
A partir de aquella prueba participé en la carrera de las Dehesas que en aquel entonces terminaba en el puerto de Cotos. Recuerdo lo interminables que se me hicieron los 5 minutos que terminé en conseguir desatar las zapatillas con mis manos heladas por una niebla de septiembre en el asiento del autobús que nos regresaba a Cercedilla.
Vinieron mas ediciones del Mam y de las Dehesas y poco a poco junto a ellas, otras como la Cuerda Larga o el Km Vertical de la Barranca que se fueron añadiendo lentamente hasta la eclosión que tenemos hoy.
Estas circunstancias hacían que básicamente fueras un corredor de asfalto durante la mayor parte del año, desarrollando tu velocidad y tu capacidad de resistencia a ritmos elevados por parques y casa de campo siendo el Trail algo temporal, divertido y específico de una época del año como las bicicletas en verano.
Así poco a poco adecuamos nuestros músculos, nuestros ligamentos y articulaciones, nuestra mente a un terreno más inóspito y exigente.
Empezaron las primeras pruebas "miticas" como la Xtreme del Aneto. Pero ¿para que buscar desafíos más duros y extremos si todavía había margen de mejora?. Es probable que la mentalidad "asfaltera" de todos nosotros nos empujara más a buscar nuestros límites en cada Mam, en cada Cuerda Larga de un año a otro que a dar saltos a otros mundos. Así que durante años te preparabas para mejorar en la prueba que poco a poco dominabas: el maratón de montaña.
Fue a partir de todo ese tiempo, cuando el cuerpo ya no progresa, cuando los años te ralentizan, de forma natural, cuando decides alargar los km y probar distancias de 50 como Los Castillos de Ávila o La Subida al Veleta o los sesenta y tantos de Penyagolosa. El siguiente paso años después a una 100 km vino por inercia.
Hoy en día el mundo Ultratrail está en revistas, televisión, internet. Es producto de consumo demandado y la fascinación que ofrece realizar un desafío extremo en un entorno natural, espectacular y salvaje es demasiado tentador.
Las marcas deportivas te abruman con multitud de productos específicos para nuestra afición. Todos tenemos alguien cercano que corre con mochila o frontal y hace chorrecientos km. Se ha convertido en algo habitual y cercano.
Tan próximo y tentador que mucha gente de entrada, o con poca trayectoria como corredor acude a su llamada. Toman parte, logran sus resultados a la primera, a la segunda o a la tercera. Y buscan un desafío tras otro.
Más allá de la posibilidad de que sus organismos afronten pruebas para las que no han sido preparados y acaben pagando factura en forma de lesiones esta la de la naturaleza.
Si eres joven corre rápido ya correrás lento cuando seas mayor. Si consigues el más alto desafío de inicio ¿que te queda luego?. Es como un camino a la inversa.
No tiene ni sentido ni demasiadas posibilidades de éxito que alguien que con 30 años se dedique al Ultratrail a los 45 logre velocidad en un 10000. Por antagonismo de ritmos y por desgaste mental. Le quedará hacer siempre lo mismo.
Yo os invito a todos a que sigáis el camino natural de las cosas, comenzando por lo más fácil, consolidando lo que se consigue, alcanzando vuestros límites para luego avanzar al siguiente nivel. Será más fácil que tengáis éxito en vuestras apuestas, vuestros cuerpos se adaptarán progresivamente y disfrutareis de esta apasionante novela desde la primera página. 
No empecéis por las últimas hojas de vuestra novela deportiva.

9 de enero de 2013

Compañeros de Viaje


 Con la excepción delnombre, debemos reconocer que Los Locos del Cerro, al menos hasta ahora, hemossido unos tipos bastante cabales a la hora de elegir objetivos y retos. Como atodos, en ciertos momentos, se nos va de las manos, pero contamos con algo quees lo que hace grande este grupo, unos excelentes compañeros de viaje.

 Porque tenemos quereconocer que a pesar de ser gente de lo más variopinta, hemos logrado crear un“equipo” que nos hace más fuertes. Cada uno, de forma natural, casi sin darnoscuenta, ha asumido un rol adecuado a sus características. La experiencia nos guíaen el camino. La tranquilidad nos ayuda a superar los momentos difíciles. Elentusiasmo nos permite soñar. El humor rompe tensiones y alivia sufrimientos…

 Me he fijado en losprogramas tipo “Desafío Extremo” o “Al filo de lo imposible”, analizándolosfuera de lo que supone el espectáculo, te das cuenta de que el secreto del éxitoestá en saber rodearse de los mejores… y yo lo he conseguido. 

Este post es solo una excusa para sacar a
María March en bikini...;-)
María es la compañera de Jesús Calleja en sus desafíos
relacionados con el buceo

7 de enero de 2013

Locos 2013

Cada año, con ese festejo que suponen las cenas, los brindis y las famosas campanadas, para mucha gente llega el momento de plantearse los nuevos o viejos objetivos pendientes, entrando en muchas ocasiones en una espiral de euforia que arrastra a unos y a otros.
Para los Locos del Cerro este es un año complejo y excitante por distintos motivos. Hemos ido creciendo en componentes. Para algunos, muchos retos se han ido completando y habrán de buscar nuevas metas. Hay que ver si la CUT se consolida como cita anual o queda como una inolvidable historia del pasado. Se pueden buscar posibilidades de compartir experiencias y rutas con otros grupos como "Los Bandoleros"... como veis mucho, bueno y variado.
Todo ello implica una gran dosis de empuje, ánimo y trabajo que por desgracia, dentro de la agitada vida diaria que pasamos, supone inevitables altibajos. Por ello, la colaboración, la capacidad de trabajar en equipo, de tomar el relevo unos de otros y, sobre todo la férrea voluntad ultrera de no rendirse por parte de algunos "almasmater" es fundamental.
Como siempre buscaremos disfrutar de la naturaleza, preferiblemente del monte, en soledad o en la compañía de amigos. Da igual como recorra cada uno el camino, como afronte cada etapa, como entendamos, vivamos o compartamos cada momento. No existen más ataduras entre nosotros que las de la amistad y esta no entiende de formalismos, es sentimiento y sobran palabras.
¡¡Aupa Locos del Cerro!!.

PD. sobra decir que este no es un grupo cerrado. No existen condiciones para participar más allá que la de compartir algún puñado de kilómetros correteando por el monte, algunos de ellos por nuestro Cerro del Telégrafo.