27 de febrero de 2013

Corriendo en un mundo de fantasía.


Me despierto una mañana de fin de semana y compruebo que algo ha cambiado, hoy todo se transforma.......

Parece que nos reuniremos unos cuantos para una nueva aventura, llevamos nuestros bártulos (zapatillas y mochila) y muchas ganas de nuevas experiencias. Salimos lanzándonos por algunos caminos conocidos y sin darnos cuenta los caminos comienzan a estrecharse y la belleza que nos rodea se agranda. El silencio nos va invadiendo según avanzamos y grandes arboles con raíces profundas avisan de su longeva estancia mostrándonos su extrañas formas producidas por el paso de tiempo, el verde comienza a ser mas visible y algún arroyo nos marca el sentido de la marcha. Si afinamos el oído podemos apreciar que la montaña nos habla con el leve ruido del arroyo, siempre sin molestar y pasando desapercibida.
El camino comienza a empinarse y una senda nos marca el camino, quizás detrás de algún helecho haya alguien observando nuestros pasos, quizás algún pequeño gnomo que en una frecuencia inapreciable para nosotros anima y disfruta con nuestro paso. Yo estoy seguro que están ahí, una vez casi veo uno.
Llegando al cobijo de grandes pinos por un camino minado de piñas donde no se aprecia el suelo y el piso es como una mullida alfombra, ésta nos conduce hacia un trono en medio del bosque. Este trono no tiene rey, pero si un trono de madera donde desde él se aprecian impresionantes vistas... Simplemente magnificas... se aprecian otros reinos colindantes donde sus duros y peligrosos caminos son ampliamente conocidos por un compañero nuestro.
Decidimos continuar, y esta vez en descenso, rápido y veloz, todo pasa deprisa y llegamos a una zona donde solo se divisa una empinada cuesta, esta nos espera. Dicen que es famosa por su duro camino y que en lo alto hay un constante vigía con fuertes armaduras. Decidimos conocerlo, cada uno a su ritmo, con cuidado ya que hay que saber donde poner los pies en cada paso porque un resbalón supondría un fuerte golpe. Se hace duro y no se ve aún al vigía, se hace larga pero no puede con nosotros. Por fin alcanzamos a verle, nos observa sin expresión y comprueba como sufrimos, pero al alcanzarle en silencio notamos su bienvenida.
Un camino donde algunos siniestros cazadores transitan nos lleva hacia terrenos donde los ancianos comentan que alguna vez han visto pasar a algún bandolero de comarcas cercanas, creo que son buena gente y algún compañero alguna vez ha compartido ruta. No nos desviamos del camino ya que por la frondosidad de la arboleda han llegado a ver algún peligroso reptil que habita por esas zonas.
Por duros terrenos desérticos llegamos a ascender y enlazar por otros que conducen donde está el viejo rey, siempre observador, visible, y querido por muchos. Éste domina la zona y con cara renovada recibe a todos por igual, siempre agradecido. Nosotros le apreciamos y siempre nos gusta visitarle.
Después del merecido descanso observamos cruces lejanas donde cuenta la cierta leyenda fue construida por un malvado y tirano rey. Altas cumbres colindantes donde algunos bandoleros residen nos muestran su belleza.

Un extenso embalse se aprecia a lo lejos donde bonitos caminos rodean su perfil y silenciosos pescadores de la zona frecuentan sus aguas.
Debemos afrontar la vuelta y reunirnos en nuestras posadas donde nuestras mujeres esperan "con ansia" nuestro regreso. A nuestra llegada dispondremos fresca bebida.

Partimos por serpenteantes y secos caminos llegando a altas velocidades a una antigua aldea donde frecuentan las ruinas de antiguas canteras donde se trabajaba la piedra. Dicen que algún habitante vive en soledad en una cantera y que la locura se ha apoderado de él...
Atravesamos conocidos y verdes caminos por arboles que ya nos son familiares nos conduce a terrenos donde un viejo lobo cojo dominaba la zona. Allí nos esperan algunos carruajes donde nos acercaran a nuestras posadas. El tiempo apremia, pero cumplimos nuestro objetivo con éxito, llevamos buenas nuevas de nuestro rey que espera siempre una próxima visita.
Nos despedimos y siempre unidos partimos hasta la próxima aventura.

Nos vamos felices, sabemos que otros caminos siempre nos esperan, otros arboles incluso otras gentes. La magia de otros lugares estará por descubrir.
Sin duda nos veremos pronto.

25 de febrero de 2013

Corramos con pasión.

Hay una frase que leí hace años y que atribuyen a Ava Gadner que dice así como: "con el tiempo, lo bello perdura en la memoria y lo tormentoso en el alma".
La complejidad humana es tal, tan variada en matices, que diez momentos  iguales en diez personas distintas, dejará en cada una una percepción y un poso personal. Tendremos por tanto un abanico de sentimientos y sensaciones variadísimo.
Comparto la opinión de que llevar cada una de las experiencias que nos suceden con naturalidad es seguramente la mejor forma de transitar por la vida y, uno de los caminos más rectos hacia el disfrute de la misma. También en esto del correr que tanto nos llena.
Pero, ante tal variedad de posibilidades y de formas de sentir, es inevitable que en cada cual, las cicatrices de lo vivido no resulten igual de profundas y, que la manera de sentir esas experiencias sean irremediablemente distintas y aún distantes en muchos casos.
Es importante ser feliz, desde luego. Pero no lo es menos vivir intesamente. Esa modulación de la intensidad con la que se vive cada experiencia hará que resulte nimiedad o decisiva en cada cual. Que no deje huella o esta, sea perenne en nuestra alma.
Se puede ser magnífico en el éxito, pero igual de magnifico en la derrota. Seremos felices en muchos momentos que viviamos, pero nuestras entrañas se retorceran de gozo por aquello que nos colmó de dicha y de zozobra por los fantasmas de aquello que perdimos o no conseguimos alcanzar si de veras lo deseamos. 
Es la pasión, la intensidad con que se siente algo la que nos hace sentir vivos, pero no necesariamente felices. 
La pasión, la intensidad de vivir, que llevó a Hemingway a correr delante de los toros por las calles de Pamplona sin tener probablemente idea de que significaba aquello la primera vez que lo hizo. La le hizo llevar una vida desordenada y bohemia en Navarra o en París.
O la que empujó a todos aquellos jóvenes americanos a dejar sus granjas y ciudades, cruzar el oceano y combatir en una Brigada formada por hombres de diversas nacionalidades donde la mayoría perecieron en las afueras de Madrid, por una causa perdida. Pero, por una causa en la que creyeron.
La felicidad es la consecución de un anhelo personal, la pasión es la forma de sentir lo que hacemos. Unas veces nos hará felices y otra nos causará dolor. Trasciende el final que alcancemos. Su esencia es sentirla en si misma.
Cuando vivimos con intensidad un entrenamiento, el atravesar un paraje de alta montaña, una carrera con la que hemos y hemos soñado, el arañazo con una roca al resbalar y caer o el abrazo del compañero en meta llegando reventados, nos acercamos mucho a eso llamado felicidad.
¡Corramos también con pasión!.


23 de febrero de 2013

Corramos felices


La novela  Ana Karenina de León Tolstoi comienza con una conocida frase que seguramente os suene: "Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas en su propia manera." En eso precisamente consiste la genialidad de algunos autores, en condensar en cuatro palabras toda una compleja realidad. Lo sencillo siempre es dar todo tipo de explicaciones en largas exégesis; lo más difícil, es reducirlo a dos pequeñas oraciones. Si a ello añadimos la indudable capacidad de Tolstoi para darse cuenta de algo que en apariencia cualquiera podemos observar pero nadie somos capaces de expresar, el ingenio es doble.
Y es que, en efecto, cualquiera de nosotros tenemos en mente un prototipo parejo de familia feliz. Todo les va bien: satisfechos con el trabajo, se llevan bien con sus seres queridos, tienen un hogar estable, pagan sus deudas si las tienen… Nadie habla de ellos porque no hay nada que decir. Es más, no es necesario que destaquen económicamente ni que sus trabajos sean una maravilla. Muchas de ellas pasan desapercibidas. Frente a éstas, las familias infelices (y en ello descansa la agudeza de la frase) lo son cada una de un modo distinto. Uno puede ser rico o tener una profesión estable pero sufrir por un hijo rebelde o enfermo, por un padre alcohólico o una madre muerta joven. O ser pobre y además tener una mala suerte perenne. Aquí sí que la variedad es enorme y da para todas esas conversaciones entre parientes y amigos, esas que rellenan una buena sobremesa o una reunión que se alarga hasta altas horas de la noche. Es entonces cuando rememoramos a aquel amigo con dinero que echó a perder su vida por las drogas o a aquella prima que acabó divorciándose tras años de un matrimonio infeliz. Los casos son tantos y tan variados frente a la lenta monotonía de las familias felices…
Pues bien, llevo tantos años ya en el mundo del deporte, y unos cuantos en el del atletismo en concreto, que puedo afirmar que también en esta actividad la gente feliz, como en el caso de las familias, pasa desapercibida. Se trata de aficionados que salen a correr sin agobios (no sin metas), hacen la distancia que quieren sin obligaciones, van a las carreras que les apetece y si han conseguido o no sus objetivos, no lo recordamos porque tampoco le dan mucha importancia. Disfrutan el día a día aunque se lesionen a veces o dejen de correr por esas múltiples circunstancias que hacen la vida tan difícil en algunas ocasiones, volviendo al mundo del atletismo sin aspavientos y sin lamentaciones. Un día, de repente, están de nuevo en marcha. Sitúan a la perfección el deporte como afición y no le dan importancia, o así parece, a las situaciones que lo rodean.
Pero, como en la vida, el mundo de los atletas infelices es mucho más complejo, tanto que algunas veces hay que tener mucha empatía para poder entenderlo. Mientras que para muchos bajar en los diez kilómetros de 40 minutos (o de los 50, o, si me apuras, todavía habría unos cuantos que serían dichosos no pasando de los 60), sería un motivo de felicidad y de regocijo, para el atleta infeliz es una verdadera desgracia ver que aunque el ímpetu es el mismo de los primeros años, los resultados se van 'enlenteciendo' inexorables y ya no son capaces de rondar los 30 o los 35 minutos… Se amargan día a día intentando recuperar a base de series, en el mejor de los casos, o de productos  milagro, en el peor de ellos, lo que es un mero transcurrir implacable del tiempo. Otro ejemplo: bajar de 1 hora 30 en una media maratón es un motivo de felicidad y de anhelo para una mayoría de corredores aunque realmente no parece muy lógico estar insatisfecho por hacer 1:31. Sin embargo para muchos la magia del número les amarga un buen día de competición por ese 'minutillo' ignominioso. ¿Y qué decir de las distancias? Para los que empezamos con el objetivo de dar una vuelta a los escasos cuatro kilómetros de la dehesa de Villalba (y sé que no he sido el único) ¿cómo puede llegar a ser causa de infelicidad no terminar una carrera de 100 kilómetros? ¿Es un verdadero fracaso? ¿Hacer ‘sólo’ 70 kilómetros nos entristece? ¿Ya no nos acordamos de la inmensa alegría de nuestro primer MAM que tuvimos la suerte de compartir 7 de nosotros?
Reflexionemos. Parémonos unos instantes para poder pensar tranquilos. Recuperemos la perspectiva mirando con los ojos del que se inicia en en este deporte. No seamos cada uno triste a nuestra manera, buscando la infelicidad donde nunca puede haber fracasos y disfrutemos cada día que corramos  por el simple y precioso hecho de poder hacerlo.

21 de febrero de 2013

Iniciación... ¡Gracias Prisi!


 Menos mal que falta poco ya para la CUT 2013 porque estamos últimamente de un melancólico que asusta. Estuve ayer viendo las fotos que subió Alberto al Facebook y no puedo negar que alguna de ellas me hizo viajar al pasado y rememorar aquellos inicios en la montaña.

 Las cosas eran diferentes por aquel entonces, aunque estoy hablando del año 2009 tengo que decir que las inscripciones para una prueba como el MAM tardaban varios días en agotarse. Correr por la montaña todavía era algo “raro” para el común de los corredores populares.

 Pero nosotros teníamos la suerte de tener a Prisillas, un experimentado trotamontes que nos dio la oportunidad de conocer su mundo. La preparación de aquel MAM fue muy especial, guiados por la “sabiduría” del maestro, Alberto y yo seguimos “el camino” del aprendizaje de forma muy simbólica. Paso a paso fuimos cubriendo etapas, aprobando exámenes, empapándonos de los conocimientos y las experiencias de nada más y nada menos que un “megasuperviviente”.

 Empezamos, como no podía ser de otra manera, en el Cerro, una vez pasada la primera evaluación empezamos a entrenar más arriba, recuerdo como si fuera ayer aquella subida por el Camino del Calvario y las lecciones que allí aprendimos, desde cuando y como andar hasta como y por donde vadear el río Navalmedio. Éramos, y la verdad es que seguimos siendo, un par de esponjas que absorbían todo lo que les rodeaba: historias, gestos, movimientos… Del Calvario pasamos a las cumbres, de la preparación general y muy seria en montaña a la preparación particular del MAM, reconociendo el recorrido de principio a fin. Por último nos hizo también competir en un agónico kilómetro vertical en La Barranca. Una vez pasadas todas las pruebas nos dio su permiso y su bendición para inscribirnos.



 Ni que decir tiene que aquel MAM salió casi bien, nos falto en meta Pepe Despacio, que bajando Peñalara se hizo un esguince de tobillo que le impidió continuar. Aún así fue una meta inolvidable, equiparable sin duda al momento ritual con el que en algunas tribus los niños se hacen hombres.



 Un año después se iniciaron Chema y Luisete, pero eso es ya otra historia… 

20 de febrero de 2013

Dioni: Montaña y Amistad

Creo que compartir nuestras experiencias y pensamientos nos hace aprender y evolucionar a todos, me gustaría que este fuera ese rincón en el que todos podamos hacerlo... hoy Dioni nos manda unas palabras... ¡gracias!

Echando la vista atrás, más o menos hace un mes, flotando en mi mente he encontrando el buen día que pase a mediados del mes de Enero. Después de unas semanas (2 meses y medio para ser exactos) parado he vuelto a correr por mi querida montaña, ha sido en la mejor compañía, la de mis maestros los locos del cerro, mis compañeros de locura desde hace un año y por supuesto del gran apoyo y la fuerza que me dan mis dos grandes amores (Arantxa y mi hija Iratxe) que están ahí siempre.
Esto es lo que realmente me ayuda a seguir adelante día a día, ya que aunque estoy un poco bajo de forma y fuerza, toda esta bomba explosiva de Montaña y Amistad es la que me hace fuerte para seguir adelante en este gran mundo en el que me embarcado, preparando proyectos con mis compañeros para la próxima temporada, con toda la ilusión que puede tener un niño cuando le regalan un juguete nuevo y siempre pensando en lo que entra dentro de mis posibilidades físicas y mentales para poder afrontarlos.
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NOS VEMOS EN LA MONTAÑA.........¡¡¡para disfrutarla!!!

18 de febrero de 2013

El Plan...


 Hoy toca teoría… me voy a arriesgar a elaborar un plan genérico que nos lleve al éxito… lo dividiré en varias fases, algunas de las cuales podrían superponerse en el tiempo, intentaré que no sea un ladrillo y se pueda entender fácilmente.



Fase 1. Valoración.

 Posiblemente la más problemática porque es difícil de realizar sin ideas preconcebidas. Debe ser realista y completa, abarcando nuestras capacidades físicas y mentales, sin olvidar en ningún momento el componente social (tiempo, trabajo, apoyo externo, economía…)

Fase 2. Elección del objetivo.  

 Esta parece más fácil pero no tiene porqué serlo, una buena valoración nos hará descartar muchas de las posibles metas planteadas en un principio pero la oferta es infinita. Una vez elaborada la lista con los objetivos realistas a conseguir, dejémonos llevar por la pasión y escojamos aquel que de verdad nos llene (no todo va a ser ciencia).

Fase 3. Planificación.

 Ya conocemos nuestras capacidades y tenemos un objetivo marcado. El hecho de haber elegido el reto de esta manera implica que no hay lugar a la duda con respecto a su consecución, así que nos dejamos de historias y nos ponemos a trabajar. Tres son los aspectos principales a planificar:

  • Preparación física
  • Preparación mental
  • Logística

  La planificación requiere un trabajo individualizado basado en aquella valoración que un principio hicimos. Solo daré unas pequeñas pinceladas que para mí son importantes. Empiezo por la logística, es importante dedicarle un tiempo, si lo haces bien no lo notarás y te parecerá un tiempo perdido pero si falla te puede arruinar una carrera. Al preparar el plan no debemos olvidar que la preparación física es fundamental e imprescindible. Cuanto mejor preparados físicamente estemos menos vamos a necesitar tirar de cabeza y huevos para lograr ese éxito que tanto anhelamos. La preparación mental es lo más complicado de planificar a la hora de entrenar, muy importante sobre todo de cara a los ultras, personalmente realizo ejercicios de visualización (tanto positivos como negativos, en cuanto a ser capaz de encontrar problemas antes de que surjan para poder adaptarme más rápido a los mismos y así poder superarlos) y entretenimiento (música, cálculo mental, resolución de problemas de la vida diaria…).

Fase 4. Ejecución.

 Una vez preparado el plan solo queda ejecutarlo, si todo lo anterior lo hemos hecho bien lo normal es que no haya sorpresas, terminando esta fase en el momento en el que alzamos los brazos al pasar bajo el arco de meta.

Fase 5. Evaluación.

 Pasados un par de días desde que logramos (o no) el objetivo propuesto hay que evaluar todo el proceso para reforzar aquellas cosas que hemos hecho bien y para encontrar esos errores que hemos podido cometer, marcarlos y tenerlos en cuenta para una siguiente ocasión. Esta evaluación es por tanto, un item más a tener en cuenta a la hora de la siguiente valoración…

                        … y el ciclo continúa…


15 de febrero de 2013

Oasis.

Creo que lo que voy a describir es algo común entre todos.
Personalmente cuando el trabajo me agobia. Cuando las sombras se proyectan en algún aspecto de mi vida. Esos momentos en los que titubeas, donde la inseguridad y el desánimo crece, saber que estáis ahí, rememorar los momentos vividos, me calman y logra que sea capaz de vislumbrar siempre algo positivo.
Me basta recordar una subida a la Peña del Aguila con Mikel donde una pareja de soldados (chica-chico) nos hace sonreir. Una bajada vertiginosa siguiendo a Pepe Despacio por el Calvario. Un cerro agónico con Angelymabel. La sensación de dejar atrás a los demás en el último tramo de subida al collado en la ruta de la tubería y la de reventar en el mismo tramo intentando seguir al compañero de delante, para venirme arriba. 
Recordar la ventisca, el calor, el polvo del camino o litros de agua corriendo entre mis pies. Embalses, cimas, troncos retorcidos o musgo... los olores del romero, de la jara, del ganado, de la humedad de una tormenta en la lejanía corretando por el cerro.
Hay veces en los momentos malos que siento la tentación de buscar la soledad, de alejarme de quienes me rodean para no proyectar mi pesar. Días en los que no te apetece dar explicaciones. Pero logro vencerlos y una vez superada esa primera reacción vuestra compañía se convierte en un bálsamo mágico que me abstrae de las preocupaciones entre chistes de unos, ilusiones de otros, risas y comentarios.
Incluso en los momentos deportivos malos, esos en los que las cosas no salieron como uno esperaba, lo mejor y positivo que me queda siempre es la de haberlo compartido directamente con alguno de vosotros.  
Por eso este espacio. Esas quedadas nuestras habituales o las excepionales para preparar alguna aventura. O esas carreras que preparamos con tanta ilusión. Todo lo que lo rodea, desde su nacimiento a su final son muchas veces un pequeño oasis.




13 de febrero de 2013

El Cortafuegos...


  Era un domingo de diciembre del año 2008, había pasado por allí innumerables veces pero ese día era especial. Tras pasar la valla y mirar a mi izquierda supe que algo iba a cambiar. Con mi mejor cara de niño inocente solo pude preguntar ¿de verdad que vamos a subir por ahí?... no hubo respuesta, antes de darme cuenta aquellos de los que por aquel entonces se decía que eran "del A" ya estaban triscando entre tierra y piedras en busca de una lejana cumbre...

 Era un domingo de diciembre del año 2008 y decidí seguirles...

11 de febrero de 2013

Un año...

El post del día es el que ha escrito Gonchu, yo solo quería deciros que hoy nuestra página cumple un año desde que se independizó de blogger y se ganó un dominio propio. Quiero agradeceros que con vuestro trabajo y buen hacer se esté convirtiendo en un importante lugar de reunión. ¡Gracias!

El bautizo de una nueva ruta.

El pasado Domingo nos juntamos unos cuantos locos y loca para realizar una dura ruta propuesta por nuestro querido Prisillas.

En principio no iba a asistir por la recuperación del gemelo, pero visto que me veía bien pensé en hacer sólo parte del recorrido, y al final fue un éxito completándolo casi entero y sin molestias.

A las 09:00h nos reunimos en el parking del "tana" bastantes mas de los esperados para realizar el circuito pensado por Prisi. Nos había comentado que iba a ser duro, íbamos avisados.

En el Puesto retén de vigilancia.
Comenzamos con ganas de saber cómo acabaríamos o sí estábamos lo suficientemente entrenados como para realizarla sin problemas. La primera cuesta del cortafuegos por cabeza madrona se hizo dura ya que ese cortafuegos "pica pá arriba" que da gusto, y a mitad de cortafuegos tiramos a la Peña Albu, descendemos por la Cuesta Gris hasta el camino de Alpadrete y nos desviamos rodeando el Arroyo del Valle (parte de la ruta Chewakka) y ascendiendo hasta el Valle por la Ladera de Matarubia. Hubo un momento que el grupo del pelotón nos despistamos y tiramos por la senda de los cazadores, gracias a la llamada telefónica de Fernan retomamos y conseguimos llegar al Puesto del retén de vigilancia donde nos esperaban. Seguimos hasta el Pinar donde hacemos un vertiginoso descenso, subida a cortafuegos y pasando por la senda de los cazadores tiramos hasta casi el depósito de agua del moral.
Subida cortafuegos

Pero nos quedaba lo mejor, las patas ya iban notando un poco el trote pero estaban reservándose para lo mejor; La cuesta de hormigón al depósito (esta me gusta a mi).
El ascenso lo empiezo despacio, donde incluso me dió tiempo a avisar al Angelito que esta era la cuesta dura que le decía y dijo "vamos para allá", y empezó a subir poco a poco adelantando a todos en una subida que es para verla subiéndola (grande el Angelillo).
Se nos hizo dura, pero conseguimos culminarla todos con éxito.
Encuentro con Carlos, Chema y Javi.
Una vez allí tiramos pista abajo con la suerte de encontranos a Carlos Largos, Chema y Javi paseando, ¡qué sorpresa!. Nos dió tiempo a saludarles y charlar un rato con ellos, después continuamos ruta.

El descenso por la pista lo disfruto charlando con el gran Rafa y a ritmo muy tranquilo. Le comento a Rafa que por hoy está bien mi entrenamiento y voy a volver a casa.

Llegando de nuevo a Prados del Valle y con las patas ya cargadas mis compañeros/a emprenden la cuesta Gris de subida pero decido no hacerla ya que no debo forzar mas, y aunque por suerte no tengo ninguna molestia me despido levantando la mano. Rafa me saluda.

Ya de vuelta, hecho a andar y llamo a mi mujer y cuando empiezo a trotar de nuevo veo llegar algunos compañeros que vuelven de subir la cuesta Gris, vaya ritmito.
Regalo a Fernan

Troto mas despacio sin forzar, y a la altura del nuevo (y horrible) Hospital empiezan a alcanzarme compañeros, y aprovecho a conversar con Nicky que con su incombustible alegría que le caracteriza me pregunta qué tal mi lesión y como voy. Con él llegamos al parking del "tana" con casi 20km de una dura ruta por el cerro.

No podría finalizar mejor la ruta que con el inesperado regalo de Dioni a nuestro querido Fernan por su cumpleaños con una simpática figura caracterizada.


Esta ruta made in Prisillas aún no está bautizada, yo me he quedado con "La Ruta Serrucho" por su constantes cuestas (ver perfil). También había planteado "Las cuestillas de Prisillas", y se comentaban otras tales como, "La vie en Rose", "La sierra del cerro".
En definitiva y lo más importante que de nuevo hemos podido disfrutar de nuestro QUERIDO Cerro y de la compañía de muchos compañeros. La pena que Mikel no pudiera disfrutar de todo el recorrido, seguro que la corretearemos muchas veces mas con él.

Os dejo la frase de Prisillas subiendo el primer cortafuegos: "¡Como mola! Es como un rosario de corredores, ¡esto parece una carrera!".

9 de febrero de 2013

Hidalgo eterno y amigo.


Hoy, cumpleaños de uno de nuestros Locos más queridos, me vais a permitir que rescate este pequeño homenaje que le rendí hace ya algunos años en forma de relato.
¡¡Felicidades Biri!!.


Hidalgo Eterno
"La bruma abrazaba pasionalmente las aguas del rio Escalda, tres días ya donde apenas podían ver más allá de un par de metros. Pero no necesitaba verlos para saber que aquellos franceses estaban allí. A ratos mudos, a ratos confiados en relajada conversación.
Las órdenes habían sido claras por parte de Don Juán, tomar Valenciennes como fuera. A pesar del hambre, a pesar del frio, del desánimo y del mal fario que llevaba rondándoles de un tiempo a esta parte. Todo por un ducado de paga al mes que desde hace 18 nunca llegaba.
Grijalvo es castellano recio, de estatura media, enjuto y fibroso. De mostacho que clarea fruto del paso de los años y pelo escaso. Pero no hay mejor compañero de armas que este veterano soldado, curtido en mil batallas, vivaz de mirada y rápido de reflejos. Mejor de tu lado que de frente decían sus compañeros de Tercio. El compañero que todos querrían tener guardando la espalda o abriendo camino. Recio de espíritu y humilde de carácter. Un auténtico compañero.
El chambergo rasgado de arrastrarse entre la maleza contenía los restos del último rancho que le quedaba, apenas unas hebras de bacalao curado y reseco y unas cortezas de pan. Las proteinas no las cataba desde aquel lagarto que asaron hará una semana. Pese a todo ni una queja. Allí Don Juan de Austria estaba con ellos, sufriendo las descargas artilleras francesas y, como hidalgo español , todavía el honor era más fuerte que el hambre.
Llegaba el momento, la noche negra ante una Luna desertada. Una encamisada más en busca de la muerte o la gloria. Buscando la sorpresa y el caos en el enemigo. Cada soldado ajustanto su peto, su celada y su espaldar, su banderola o su gola de malla. La camisa, que ya no recuerda cuando fue blanca, por encima del peto para ser reconocido, que no sería de recibo ser degollado por buen extremeño por confusión después de batir al francés.
La daga sujeta a la espalda presta para sesgar cualquier intento de alarma de garganta enemiga y la espada corta en la mano.
Entre él y su objetivo apenas 25 metros lineales y 6 en desnivel. De ese arranque felino dependería su suerte y la de sus compañeros próximos. Afortunadamente siempre el monte fue su aliado y granito, jara, piornos o lajas sus cómplices.
A la señal sus músculos se tensaron y de un brinco saltó abandonando la ribera donde había pasado las últimas 36 horas para en una vertiginosa carrera siguiendo el trazado previsto en su mente durante todo aquel tiempo hasta alcanzar el objetivo donde con destreza cumplió su misión.
Al día siguiente El Mariscal Ferté, 77 oficiales y 1200 soldados fueron hechos prisioneros.
Hubo vino y una libra de carne para cada uno de aquellos famélicos soldados.
Grijalvo, pudo conciliar por fin un breve pero plácido sueño después de tanto tiempo. Un pequeño descanso previo a una nueva batalla.
Pero esa sería ya otra historia"

8 de febrero de 2013

Hoy puede ser el día


Todos tenemos en nuestra cabeza alguna escena de película que se nos viene en muchas ocasiones a la cabeza por mil motivos distintos. A mí me pasa a menudo con una que aparece al principio de la cinta El último mohicano. El protagonista, Daniel Day-Lewis, un hombre blanco adoptado por los indios mohicanos, en compañía de su padre y su hermano, ambos indios, corren al amanecer por un bosque aún brumoso. Casi a oscuras entre una abundante maleza de abetos, arces, castaños,… persiguen un enorme ciervo asustado por el peligro que lo acecha. La escena es vertiginosa. Se mueven con rapidez por un terreno abrupto, capaces de perseguir y dar caza a un animal salvaje mucho mejor adaptado a ese hábitat. La música acompaña la escena en perfecta armonía con el esfuerzo de los que corren con una ligereza increíble: los violines a un ritmo simple pero rápido y muy acompasado comparten con el sonido de los tambores una misma cadencia. Los protagonistas saltan, evitan ramas, hacen giros rápidos, suben, casi a la misma velocidad que bajan, por un terreno irregular. Siempre me he preguntado por qué me resulta tan atrayente esta secuencia, por qué me identifico tanto con ella, por qué me cuesta permanecer sentado siempre que la he visto en directo. Y he llegado a la conclusión de que imagen y sonido nos remontan a un pasado remoto pero muy ligado a nuestras más primitivas costumbres, a esos cazadores de la sabana todavía no asentados cuya tarea diaria consistía en la persecución de todo tipo de animales; a aquellos antepasados nuestros para los que el correr era una forma más de conseguir sustento. De algún modo, la maravilla del cine lo rememora con la fuerza de lo que está profundamente arraigado en nuestros genes despertando en nosotros instintos atávicos. O eso me parece a mí. 
No he conseguido un mejor enlace pero podéis haceros una idea:


Integral de Pedriza
Todos hemos tenido alguna jornada memorable. Alguno de esos amaneceres donde todo va bien desde el principio. En mi caso es curioso porque en alguna ocasión en esos días donde uno se encuentra con una fuerza inusitada, esos días en que el terreno, a pesar de ser irregular, incómodo, muy técnico, no es impedimento alguno para nuestras piernas, que parecen ligeras y rápidas; en esos días, en plena carrera, esa música vuelve una y otra vez a mi cabeza resonando continua, apoyando mis pasos, dándome más fuerza si cabe. A ese ritmo endiablado, me imagino unido al coro de todos aquellos que alguna vez han tenido estos idénticos sentimientos y a todos los que quedan aún por experimentar semejantes sensaciones sintiendo que ellos me observan y me comprenden, porque ellos también han visto las mismas cumbres, los mismos horizontes eternos de sol, han sentido el viento enjugando su frente sudorosa por el último esfuerzo, la lluvia empapando   su cuerpo …. Puede ser en la Sierra de Hoyos lloviendo a mares, recorriendo una senda convertida ahora en nutrido arroyo. Subiendo al cerro bajo una nevada intensa con un viento frío cortante como un cuchillo. Incluso sorprendido en pleno  verano por una aterradora tormenta de rayos, relámpagos y lluvia intensa en plena Sierra del Guadarrama. O corriendo por una magnífica pradera de un verde intenso primaveral con decenas de minúsculos riachuelos que semejan  la enorme copa de un árbol majestuoso. 
Entonces, camino como en una nube, sin duda pleno de fuerza, con una emoción intensa cercana a la de los mismísimos dioses, pensando que en esa jornada ni la lluvia ni el barro ni las peores condiciones del terreno, van a impedirme disfrutar de esas maravillosas sensaciones con la piel excitada de un penetrante regocijo. Es en esos momentos cuando la música y el recuerdo de las manidas imágenes potencian una y otra vez este placer  retroalimentándolo en un círculo gozoso que parece no tener fin. Un verdadero deleite, tan adictivo, que sigo buscándolo entre tantos días de esfuerzo, de sufrimiento vacuo, de frío o calor intenso…

LDC sin barreras.

A todos aquellos que nos leeis, asidua o ocasionalmente. Es este un espacio abierto a todos aquellos que disfrutan con el monte, practicando deporte por la naturaleza, caminando, corriendo, rodando en una MTB... os animo a pisar la arena y participar activamente. Dejar vuestros comentarios, vuestras opiniones.
Sin debate, sin intercambio de experiencias, opiniones o puntos de vista es más dificil crecer. Necesitamos conocer vuestras carreras, vuestros métodos de entrenamiento o nuevos trayectos que recorrer.
Así que, espero que al menos alguno de vosotros, que visitais este rincón donde las historias de unos locos esperan las vuestras, acepte compartirlas con todos.
Queremos seguir creciendo. Queremos seguir aprendiendo y compartiendo.


7 de febrero de 2013

Felicidad compartida

Una de las grandezas del ser humano es el hecho de dar un pasito hacia la felicidad con motivo de la alegría del otro. Voy a intentar ser más claro con un par de someros ejemplos:

  1. Unos amigos llegan a Navacerrada. Tú sales a su encuentro y al abrazarles eres más feliz que si el que estuviera llegando fueras tu mismo. Incluso se emborrona tu mirada al recordarlo un año después.
  2. (Otro ejemplo más reciente y que ha dado pie a esta entrada) Unos amigos van a ser papás y tu te pones nervioso y contento como si tu fueras a ser tío, se te ilumina la cara, aflora una sonrisa cómplice y sientes mariposillas en el estómago.
Por contra, lo más triste es que también somos capaces de dar otro pasito hacia la felicidad con motivo de la desdicha del otro. Para esto último, por desgracia, no es necesario que ponga ejemplo alguno.

Resumen. Hoy siendo corto y buscando una excusa en un pensamiento que me sobrevino el domingo quería deciros que soy feliz, no sólo por lo que a mí me acontece, sino porque mis amigos también lo son.

P.D.: ¡No todo va a ser correr, leñe!

4 de febrero de 2013

Cinco...


 Hace ya cinco años que di aquella vuelta a la Dehesa, fueron 19 minutos difíciles de olvidar, llenos de esfuerzo y metas tan aparentemente sencillas como llegar hasta el siguiente árbol. Dos días más tarde repetí aquella vuelta, tardé un minuto más en completar el reto, pero conseguí llegar vivo al coche. 

 Poco a poco la Dehesa se fue quedando pequeña, los recorridos se fueron alargando y me fui quitando poco a poco los kilos de más en la cuesta de Fontenebros.

 Me llena de felicidad pensar que aquel 4 de febrero de 2008 cambió mi vida. Doce mil ciento diez kilómetros (y medio) después mantengo la ilusión de aquella fría mañana y sigo disfrutando del reto de llegar al siguiente árbol.



 Pero no son los kilómetroso los retos lo que me hacen seguir sino ese maravilloso grupo de gente quese ha formado a las faldas de Cabeza Mediana, esos Locos del Cerro que hacen que cada domingo sea especial. ¡Gracias amigos! 

2 de febrero de 2013

¿Eficacia o tesón?


Mientras contestaba el otro día a  Luis me acordé de un libro que leí hace tiempo, El peor viaje del mundo, que narra la fracasada conquista del Polo Sur por parte de Robert Falcon Scott frente a la más certera eficacia de Roald Amundsen. El primero comenzó su andadura antes pero no eligió bien ni los animales (ponis frente a perros, más adaptados al frío)  ni el medio de transporte (pesados trineos mecánicos frente a los clásicos) . El segundo previno mejor futuros problemas y tuvo el acierto de sacrificar a tiempo algún animal dejando un aprovisionamiento para el regreso. Scott, sin embargo, logró superar todos los obstáculos a costa de ir perdiéndolo todo hasta que sólo quedó por sacrificar su propia vida.
Y me acordaba de ello porque, a pesar del rotundo fracaso, esta aventura entronó a Scott a lo más alto de los héroes británicos y lo convirtió en un verdadero icono ya que su muerte se consideró un ejemplo de heroísmo. Sin embargo, con el paso de los años y analizada con más frialdad la expedición, comenzaron a aparecer voces cada vez más críticas que cuestionaban el liderazgo del marino británico.
En resumen, Amundsen fue un mejor estratega mientras que Scott no supo interpretar y hacer frente a los problemas con una buena táctica sustituyéndola por tesón y sacrificio. El primero consiguió llegar más rápido y regresar sano y salvo. El segundo, logró la gesta tarde y no pudo traer indemnes a sus compañeros de viaje.
Y ese es en definitiva el dilema: si afrontamos lo que no podemos, lo que nos supera, bien por falta de fuerzas o por desconocimiento ¿estamos actuando bien o somos unos inconscientes? El montañismo es otro buen ejemplo de lo que cuestan en vidas las malas decisiones. En él, los atrevimientos se traducen en muchas ocasiones en muertes prematuras. También hay gente como Rob Hall que a cien metros de la cumbre del Everest tuvo la suficiente sangre fría como volverse atrás dejando allí muchas ilusiones pero salvando probablemente la vida.
Desde luego que en nuestro caso no se trata de una cuestión de vida o muerte, en principio, pero sí podremos evitar situaciones muy desagradables y lesiones graves. No todo es sufrir hasta el límite a costa de nuestra propia salud. Tenemos que lograr elegir aquello que más se adapte a nosotros y tener la suficiente templanza para abandonar, incluso antes de empezar, si nuestra preparación no es la adecuada. No es bueno ‘esconder’ tras la épica una mala gestión de nuestra planificación. Y no es bueno porque puede costarnos caro.

Me gusta en este sentido la seriedad con la que afronta gente como Josema, Chema, Carlos, Halfon,… (distintas velocidades y un mismo propósito) sus objetivos. Hay que intentar evitar el mayor número de problemas antes de surjan. Admiro el aprendizaje casi invisible pero muy eficiente de Mikel madurando sin prisa pero sin pausa.
Aunque no por ello dejo de sentir envidia de la capacidad de Luis o Ppong para sobreponerse a todas las circunstancias adversas por duras que éstas sean; la fresca alegría, sin inhibiciones, de Lluvio, Rafagti,… al afrontar distancias que dan miedo; la seriedad y concentración de Nicki o Angelillo durante las carreras; la ilusión de los que empiezan como Dioni o Gonchu… De todos se puede aprender, incluidos los que no nombro. Es cuestión de ser observador y utilizar sus cualidades en nuestro propio beneficio. Con seriedad, con capacidad, con aprendizaje, con alegría y, sobre todo, con ilusión, conseguiremos nuestros objetivos disfrutando.

1 de febrero de 2013

La atracción del monte.

Son ya varias las ocasiones y a las personas que he escuchado decir "sois como una secta, los que salen con vosotros ya no vuelven al asfalto".
Nuestro índice de "captación" no es del 100% hubo quien vino probó y, o no le gustó, o no se adaptó al terreno que frecuentamos: El Monte.
Pero si es cierto que son mayoría quienes han descubierto en la carrera Trail o, monte a través, un mundo lo suficientemente atractivo como para convertirse en su habitat habitual.
Por que, ¿no se puede negar que el entorno que nos presta la naturaleza con sus paisajes, su terreno variado y su climatología es mucho más... divertido?.
Si además a esto unimos un ambiente de camaradería, de compañerismo, donde se comparten experiencias e ilusiones. Si sumamos una mayor "humanidad" percibida en entornos más agrestes, en situaciones más extremas, donde el grupo empuja y une, donde la individualidad ocupa un plano menos relevante. Es fácil entender lo que ocurre y porqué ocurre.
No es tanto mérito de nadie o de nada. Es básicamente sentido común, simple probabilidad. Quien prueba, suele repetir.