27 de mayo de 2011

Este año no corro el MAM

 Sé que el día 12 me voy a arrepentir de lo que he hecho, por eso quiero dejar por escrito mis motivos para recordarlos cuando me esté mordiendo las uñas.
 El MAM no es una carrera más, es para mí una prueba que debe ser un objetivo en sí misma y no una preparación. Acudir al MAM es ir a darlo todo, a sufrir en los Tubos, a resbalar bajando Bola, a sacar fuerzas de dónde no las hay para correr llegando a Cercedilla.
 Este año tengo un ultra-objetivo marcado, el GTP, 110 kilómetros por la Sierra de Guadarrama solo dos semanas más tarde, lo que me imposibilita hacer el MAM como merece.
 Por respeto a sus organizadores, que cuidan con mimo todos los detalles y por supuesto a todos aquellos compañeros corredores cuyo sueño es terminar este maratón, he decidido no inscribirme para evitar que alguno de ellos se quede sin plaza. 

24 de mayo de 2011

Entrenos duros a cuatro pesetas

Nadie da duros a cuatro pesetas y la montaña no es menos. Este año y gracias al cambio de empresa y trabajo saco más tiempo para entrenar, aunque no el suficiente ni el que me gustaría. Esto ha resultado en que me encuentre y sienta mejor preparado que el año anterior a estas alturas. Entre otras cosas ésto es debido a que aunque en número siguen siendo dos los que sumo por semana, en cuanto a intensidad, dureza y resultados está siendo mejor de lo que me esperaba.

Por algún extraño motivo, esto, en lugar de ayudarme y fortalecer mi predisposición frente al GTP, me hace tomar conciencia de lo duro que se pueden hacer un puñado pequeño de kilómetros y de lo que realmente significa una carrera de ultra fondo. Con eso de que ya lo sé me encuentro más preocupado. Además, a esto se le ha de sumar que no encuentro la motivación ni la fortaleza mental del año pasado, lo que me parece mucho más peligroso. La cabeza no está sintonizada.

Como ejemplo, sirva un botón. Ayer cita con el Cross 3 refugios. Como de por sí sólo sería poco como entreno de la semana y aprovechando un lance del amigo Ppong, el viernes me metí unos 28 Kms. en las zetas de la pedriza. Eso sí, del tirón. De esta manera, ayer a la mañana y antes de tomar la salida mis escurridas piernecitas ya me estaban gritando "BASTA". La carrera comenzó bien, tranquila, con una subida a Bola como era de esperar: en 25 min. Después bajada al Piornal con torcedura de tobillo izquierdo, improperios, exabruptos y dudas sobre no la carrera sino el GTP. La cosa continúa y evoluciona a mejor, por lo que subiendo a La Maliciosa me lo tomo con relativa tranquilidad y no fuerzo, pues en cualquier gesto raro y al pisar el tobillo me recuerda con un pinchazo de dolor que no hace muchos minutos sufrió. Me pasa Mikel y llegamos al control y primer avituallamiento juntos. Comienza el descenso, muy técnico al principio y corrible después. Este será mi error, me siento fuerte, con ganas de más, no conozco el recorrido y tampoco lo he estudiado como debiera, lo que hace que junto con el pasar y pasar a gente me exceda y llegue a Cantocochino rápido y con las fuerzas, aunque no lo quiera aceptar, demasiado melladas. En Cantocochino y tras plantarle dos besos a Pels que apareció de entre las sombras para animar y completar su entreno, continúo con Lluvio para'rriba. Rápido me doy cuenta del error y de aquí a volver a coronar Bola lo puedo resumir como una ODISEA. Cosas del destino, en el puente de Los Manchegos me encuentro con Ppong y desde aquí hasta el final nuestro caminar irá unido, lo que fue muy de agradecer, pues aprendí de nuevo como el Ave Fénix renace de sus cenizas (gracias Ppong). Terminamos bajando Bola bastante bien y el último km. a 4:15 que no está nada mal.

En resumen, un 3R precioso, de unos parajes inconmensurables y de una belleza sin parangón, pero duro "de cojones". He de aprender a no competir siempre, aun estando en carrera y a que hay que dosificarse.

Última anotación, el 3R me confirmó lo que llevaba algún tiempo dando vueltas, este año, con todo el dolor de mi corazón, no correré el MAM. Al menos de forma oficial.

Las conclusiones previas al GTP las dejo para otra entrada.

P.D.: PPong, ole, ole y ole el avituallamiento de El Castillo. Ya podrían aprender los del Peñalara.

23 de mayo de 2011

Cross de los 3 Refugios

Aviso, es una crónica extraña, hecha en base a pequeñas pinceladas que intento ordenar… literariamente pésima pero con gran cantidad de información.

Falta de motivación ante la carrera.
Me la tomo como un entrenamiento más. Miro el recorrido de pasada la noche anterior. No hay tensión.

Muchas dificultades para bajar.
Siempre he bajado mal pero este año se lleva la palma, muy torpe y lento. Decido ir muy tranquilo y aprovechar para guardar fuerzas de cara a las subidas. Pierdo de vista a Luis y Alberto.

Fuerza subiendo.
Subiendo a La Maliciosa recupero muchas posiciones, alcanzando a Luis a poco de llegar a su cima.

Caída.
Nueva bajada, de nuevo empiezo a perder posiciones, bajo tranquilo y buscando seguridad. Cuando se hace más tendida, dentro del bosque, aumento velocidad y riesgos, un mal tropezón me hace caer. Cortes y golpes, sangre…

Marcas muy separadas.
La señalización es escasa dentro del bosque, durante un buen rato no veo cintas, en un momento paro y vuelvo atrás, un corredor que viene detrás conoce el camino y me dice que siga, trescientos metros más adelante aparece una cinta.

Ppong
Tras ese corredor llega Ppong, llegamos juntos al avituallamiento, intento seguirle y más o menos lo consigo a pesar de ir cuesta abajo.

Torcedura de tobillo.
En estas estábamos cuando bajando una ladera sin camino se tuerce el tobillo. Dolor. Ppong se aleja, falta poco para Canto Cochino, andando despacio me voy acercando.

¿Retirada en Canto Cochino?
Pienso en la retirada, no es cuestión de forzar el tobillo. Esta carrera no es el objetivo. Por otro lado pienso en que sería interesante el poder acabar tras todo lo que me ha pasado de cara al GTP. Poco antes de llegar, Rita Pelos me da un grito de ánimo y dos besos. Llego a Canto Cochino, no hay gasas, no hay betadine, sigo sangrando. Tras las dudas, muchas, decido seguir.

Vallejo.
Salgo de Canto Cochino con Vallejo, que ha llegado mientras le daba vueltas al asunto. El camino tira para arriba y andando el tobillo molesta pero no duele, además, cada vez un poco menos, parece que he hecho bien en continuar.

Collado Cabrón.
De nuevo disfrutando en una subida, tendida en un principio y más dura al final, vuelvo a adelantar a mucha gente, Vallejo queda de nuevo atrás. Reconozco que se me hace corta.

Perdidos.
De nuevo pocas cintas en una bajada bastante cómoda, se me olvida que el tobillo duele y me pongo al ritmo de un corredor que me pasa al poco de empezar a bajar. Un buen rato después me doy cuenta de que no veo cintas y la Charca Verde va quedando atrás… entre la ida y la vuelta, un kilómetro hasta volver al recorrido, recogiendo en la vuelta a un grupo de 8 o 10 corredores que tampoco habían seguido el camino correcto, entre ellos, Vallejo otra vez.

Comienza la ascensión.
Tras cruzar un puente, un poquito de agua en el avituallamiento (la isotónica no cuenta porque estaba “un poco” diluida) y comienza la subida de verdad, por delante ocho kilómetros bastante duros. Al igual que en el resto de las subidas, poco a poco empiezo a alcanzar y pasar gente, me veo muy fuerte, disfruto de cada paso, de cada zancada, me arranco a trotar a la mínima.

Tormenta.
De repente, grandes goterones empiezan a caer, ¿qué más puede pasar?... pues por ejemplo, que la lluvia se torne granizo, que las rocas empiecen a resbalar y que los arroyos ocupen el camino… pero voy fuerte, sigo disfrutando y los pensamientos negativos desaparecen tal y como vienen. Llevo un buen ritmo y decido seguir con él, el agua limpia mis heridas y le da más épica al asunto.

Chusta.
Llegados al último avituallamiento antes de Bola, resguardado bajo el capó de un todoterreno está Chusta, solo le conozco “virtualmente”, me extraña y preocupa verle un tanto perdido, no es el momento para presentarse.

¿Txindoki?
A partir de ese momento la subida se torna diferente, los caminos escasean y pasamos por pendientes llenas de hierba y agua, las zapatillas se hunden en el barro y poco a poco va dejando de llover. Me recuerda muchísimo a la ascensión al Txindoki, con la diferencia de que al ser de día resulta mucho más sencilla.

Luis y Ppong
Sigo fuerte, la ladera está despejada y de repente, al fondo, veo a Luis. Camina lentamente, como casi todos. Me sorprende ver que poco a poco le voy alcanzando, siempre pensé que todos aquellos a los que adelantaba adolecían de falta de experiencia en la montaña, pero empiezo a darme cuenta de que las buenas sensaciones que llevo son además reales. En pocos minutos recorto los trescientos metros que me separaban de él y me sorprendo de nuevo al ver que quien le acompaña es Ppong.

Épica o locura.
Cierto espíritu competitivo tira de mí hacia arriba, ¡nadie me esperó cuando bajábamos! Así que les saludo rápidamente y sigo con mi ascensión, salto el río tres o cuatro veces y sigo “recogiendo cadáveres”. Llegando a Bola me uno a un pequeño grupo en el que un chaval, muy cansado, se preguntaba si esto es épico… o es solo una locura. Yo, que me veía con fuerzas para subir otras siete bolas pensaba en la locura, pero al ver y sentir las heridas y golpes media sonrisa brotaba de mis labios. ¡Hoy sí!

Bajando Bola.
Sin novedad, despacio y torpe… ¡pero no me adelantó nadie!

Meta.
Acabé con fuerza y ganas de más. Caldito reparador, mucha fruta y prisas por llegar pronto a casa, poco después llegaron Ppong y Luis, algo más tarde el gran Vallejo, que cumplió con creces en su primera carrera de este tipo, ahora le espera el MAM.

Dolores.
Que aparecieron poco después de acabar y se hicieron grandes en la mañana de hoy. El tobillo está bien, la cadera duele, el brazo molesta mucho y una puñetera costilla me está machacando. Las heridas empiezan a cerrar.

Conclusiones:
  1. La preparación va bien, física y mentalmente. Espero que el descanso obligado de los próximos días por culpa de esa costilla magullada no sea excesivamente perjudicial.
  2. Pueden suceder muchas cosas en poco tiempo y por lo general negativas, es importante saber y poder sobreponerse a ellas. Encontrar el punto positivo dentro de todo lo malo es esencial para llegar al final.
  3. Seguiré bajando despacio y con cuidado, hacen mucho más daño una caída o una torcedura de tobillo que 10 minutos de retraso.
  4. Constato que es muy probable que el GTP lo haga más o menos en solitario.

4 de mayo de 2011

El primer día.

Mañana será el primer día de la cuenta atrás para uno de los mayores Locos del cerro y de este blog.
Ese que lleva un tiempo capeando el temporal como puede. Manteniéndose entre bambalinas a la vez que se muerde las uñas y recibe como un escalofrío por sus músculos y tendones cada crujido del escenario, cada salida de sus compañeros.
Estamos seguros que la recuperación no solo será rápida, sino impecable y que, dentro de nada, disfrutaremos de tu añorada compañía.
Démosle el tiempo preciso. 
Unos días más no importan, el final será feliz.