23 de marzo de 2016

Prisi, maestro, compañero, amigo.

Nunca conoceremos todas aquellas vidas que hubiéramos vivido si nuestras circunstancias hubieran sido otras. Es muy posible que la mínima elección, cualquier opción por pequeña que nos pareciera en su momento, haya marcado nuestra vida con tinta indeleble. Desde luego, nunca lo sabremos. ¿Somos lo que somos por elección o porque se dio un conjunto de casualidades? ¿Tenemos la voluntad de conocer determinada gente o las circunstancias no llevan a ello?  

Todavía recuerdo el día que se presentó Prisi preguntando por las quedadas del club El Castillo. Su cara me sonaba de haberlo visto en varias carreras de la Sierra.  Me llamaba la atención la cantidad de gente que lo conocía. Sentía una mezcla de curiosidad y envidia sana por ese hombre menudo al que había sido incapaz de seguir y aguantar el ritmo en una Tragamillas. Por eso me alegró mucho que nos preguntara a Carlos Urueña y a mi. Yo entonces era un corredor de asfalto y probablemente todavía lo sería si ese día Josema no se hubiera acercado a nosotros. Quizá lo que ahora ocupa una parte importante de mi vida hubiera quedado en un sueño jamás soñado. Tanta satisfacción, tantas alegrías,  tantos momentos felices, perdidos en el limbo sin posibilidad alguna de redención. ¿Hubiera encontrado alguna afición que me hubiera dado la misma intensidad, esa sensación de sentirme en la cumbre del mundo aunque sea por un instante? ¿Una actividad que me aportara tan buenos momentos y ese buen puñado de amigos que me han dado las carreras de montaña? Ya nunca lo sabremos.

Ese fue el día,  uno más entre miles, en que mi vida dio un giro del que todavía no era consciente porque en ese momento ni siquiera me gustaba correr por el monte, algo que ya había probado sin mucho éxito. Así de simple son algunas de las elecciones importantes de nuestra vida. Llegamos a tomarlas sin tener la más mínima intención de hacerlo.

No recuerdo bien como llegamos a formar pareja aunque la constancia y la regularidad, algo que nos ha caracterizado siempre a ambos, pueden ser dos de los motivos principales. Han sido cientos de días compartiendo salidas, compartiendo ilusiones, confidencias, temores, preocupaciones, pesadumbres,  lesiones, vivencias, desgracias, proyectos… y alegrías, muchas alegrías, muchos días felices disfrutando en los más recónditos lugares de nuestra sierra.

Fue primero maestro, dirigiendo esos primeros pasos vacilantes por cualquier vericueto serrano, dando buenos consejos que te daban experiencia evitando errores de principiante; luego compañero, participando juntos en proyectos y carreras, planificando entrenos, preparando nuestra primera CUT; y siempre amigo porque no se pueden hacer miles de kilómetros sin compartir algo más que el camino.

Bendito el día en que te acercaste para ser maestro, compañero y amigo.

18 de marzo de 2016

El peligro de "mañana".

Llego a casa. Con un leve retraso sobre mi horario habitual. Apenas cinco minutos. El cielo comienza a ennegrecer, aún faltan unos días para el cambio de  horario que se adivina. Pero la noche acecha. Mi ánimo comienza a flaquear. "Ahora a correr...." .
Miro el teléfono. Busco el grupo de washap para ver si hay confirmación de quedada. Nada. Toca salir sólo. Las dudas se abren paso en mi cabeza y comienzo a pensar "¿y si lo dejo para mañana?". Bombardeo de pensamientos en la misma línea "así doy un día más de descanso a la rodilla", "total esta semana me vale con salir tres días", "voy a sacar al perro que lleva un rato solo".... "casi lo dejo para mañana".
No pasa nada. Hay que adaptarse y escuchar al cuerpo. No vivimos de esto.
Esto es así, cierto. Pero ya sabemos todos lo que pasa cuando se hace habitual dejar los deberes "para mañana".

8 de marzo de 2016

Encrucijada


Resultado de imagen de encrucijada 
Hace tiempo que me hayo en un cruce del camino que no consigo superar. Como escribíó Murakami en su libro "De que hablo cuando hablo de correr" me encuentro en modo "runner blue". Entendiendo como tal el punto en que el peso de los km, de la experiencia, de los años, de los éxitos y de los fracasos pesa más que las ganas o la ilusión. Bloqueado. Algo desconocido hasta ahora para mi.
No se trata de no tener nada que ganar. No se trata de perder. Es una sensación de hartazgo posterior a la plenitud. Me explico.
A veces pienso que es posible que completar aquella carrera que tanto había deseado desde hace años finalmente el verano pasado. En unas condiciones y desarrollo casi perfecto, desde sus preludios a su desenlace, colmara todas mis expectativas como corredor. El broche que deseaba. ¿Y después qué?.
Después un periodo de transición, de continuidad por inercia. Un par de carreras cortas con buenas prestaciones pero... pero sintiendo una lenta desconexión.
A partir de ahí los tendones duelen más, el sueño llega antes por las noches, las cuestas se hacen más largas y el silencio que hoy rompo me acompaña. 
Algunos de  los que me conocéis de hace tiempo me habéis comentado las últimas veces que hemos compartido km me habéis encontrado más callado. Escucharos me resultó significativo y revelador.
Los tiempos pasan y hay que adaptarse a los mismos. No queda otra. Como diréis más de uno será que me hago mayor.
El tiempo dirá si mi tiempo definitivamente ha pasado o aún queda más cera que quemar.

4 de marzo de 2016

Más allá...

 En este mundillo lo habitual es ir marcándose distintas metas, buscando ir poco a poco hasta llegar a la meta final. Esa meta es para muchos el ultratrail europeo por excelencia, el UTMB. Siempre me había preguntado que es aquello que podría haber detrás de él y si sería capaz de encontrar motivación en hacer otras carreras. 
 Al final, el maestro Biritxo nos da de nuevo una solución a nuestras preguntas, y como siempre, en la sencillez está la solución, lo que hay son más carreras, en lugares distintos, con distintas distancias, con más o menos dureza...  el UTMB no es el final, es una etapa más.
 Porque aquello que hace que nos vistamos de romano y salgamos a recorrer mundo no es una meta concreta, es una ilusión, la que ilumina los ojos de nuestro amigo y hace que sea el más joven de todos. Hoy de nuevo se dispone a meterse más de cien kilómetros entre pecho y espalda, y de nuevo lleva en la mochila la carga de todos aquellos que no podemos superar estos retos. ¡Estamos contigo amigo!


 Y no me olvido de Ernesto, al que no puedo más que recomendar que aprenda del maestro en estas horas previas, recuerda que estas cosas se corren con la cabeza. ¡Suerte!

1 de marzo de 2016

Un Loco Silencioso


En los Locos del Cerro, como en las películas, no sólo hay actores de relumbrón. Para la cohesión y grandeza de un grupo es necesaria la presencia de gente como Alex, un tipo callado que lleva con nosotros desde el inicio de los tiempos. Alex, el que nunca aparece pero siempre está. La verdad es que últimamente es más conocido por el ser el hermano de ElhermanodeAlex que por sus incursiones montañeras, pero tenemos que reconocer que el chaval esforzarse no se esfuerza especialmente en el terreno atlético, atrás quedaron aquellas épicas batallas con su hermano cuando, más por espíritu que por condición física, pasó a ser uno de los queridos Tractores.

Pero todo lo que tiene de vago para el deporte lo tiene de currante y amigo para los demás. Siempre preocupado por el bienestar de quienes le rodean, alguno de sus sacrificios siempre quedará en nuestra memoria. Alex, eres un tío muy grande y haces muy grande a este grupo. ¡Felicidades!