Después de las experiencias anteriores en pruebas ultras dentro del ámbito de la competición esta cita era importante para mí. Interiormente necesitaba comprobar si definitivamente me iba adaptando a estas distancias o si por el contrario, se escapaban a mis posibilidades.
Tengo que deciros que me siento satisfecho del resultado del sábado pasado. Refiriéndome a la gestión de la prueba como tal. Era fundamental que afrontara este reto de una forma más relajada por un lado, y por el otro, realizar una buena lectura de los momentos buenos y peores que a lo largo de tantas horas se suceden. Creo que mayoritariamente lo conseguí, aunque quienes realmente podrán certificarlo sean mis compañeros de viaje. Especialmente Mikel que ya ha compartido conmigo otras pruebas de este calado (el examinador).
Durante el día escuché varios comentarios que me encontraban más sonriente y relajado. Cuando llegaron los momentos de euforia muchas veces me contuve resguardándome a la cola del grupo, para no tirar de más. Cuando vinieron los peores momentos de problemas en los pies, cierto que alguna maldición se escapó (¡joder, con lo bien que iba…!) pero fui gestionando los “remiendos” y los ritmos que el equipo imponía en cada momento.
Con el paso de las horas sí que he encontrado una gran laguna. Una asignatura pendiente: DISFRUTAR DE LA META.
Llega uno tan cansado, en este caso con los pies desechos, que se olvida de disfrutar de lo conseguido y sobre todo, de la presencia de tantos AMIGOS. Una pena realmente porque será difícil tener a tantos reunidos con quien compartir algo así.
Así que os pido sentidas disculpas a todos lo que allí estabais, me faltó dar algunos abrazos, más conversación y alguna cerveza con vosotros para que hubiera resultado redondo. Otra vez será. Sigo aprendiendo.