Quizá porque seamos españoles y seguro que por no ser nada tontos, aprovechamos cualquier mínima oportunidad para cultivar puñados de buenos momentos entorno a una mesa. Mira lo que te voy a contar, que es muy bonito. Es la historia de un amigo que tiene un amigo que también corre y, claro está, un día se encuentra con un grupito de locos que en lugar de desgastar las zapatillas en el frío asfalto de la ciudad lo hacían en el calor del cerro al que llaman su hogar. ¿Y qué ocurrió después? Pues que este echo empezó a darse una y otra vez y uno trae a otro y el otro a otro más y al final se formó un grupo que, casualidades de la vida, se siente como una familia.
Echando la vista atrás y recordando lo que ha sido el año me he ido dando cuenta de algo que por estar ahí de forma tan natural apenas había apercibido y que había asumido como normal, pero que no es fácil de encontrar: ¡nuestras mesas de Los Locos son largas!. Esto es muy especial y aunque no siempre podemos estar todos entorno a ellas (claro, ¡siendo todos los que somos!) la verdad, desconozco si lo sabréis u os habéis parado a pensar, pero desde hace un tiempo además hemos empezado a hacer HISTORIA. En las carreras empiezan a conocer a la familia de Los Loc@s y cachorr@s y se mueren de envidia, somos motivo de conversación en los corrillos montañeros y ha comenzado un fenómeno, algo que nunca se había dado ¡se acabó la soledad del corredor de ultra distancia!
Mi deseo para este nuevo año es que esto dure mucho, mucho, mucho tiempo. Tanto como el que seamos capaces de mantener con tan buen rollo.
Locos, Locas y cachorros, os deseo un muy feliz año 2014 y que volvamos a juntar un buen puñado de mesas todo lo largo que se pueda en otro buen puñado de ocasiones.
Un abrazo cerril.
P.D.: La inclusión de tanto signo de admiración es provocada por la exaltación a la amistad que en el momento de escribir vivía, aun sin haber bebido una triste cerveza.
