6 de diciembre de 2013

La Peña del Tren. Torneros de la Valdería. León.

 Creo firmemente en que las mejores crónicas son aquellas que se hacen mientras las piernas todavía duelen, por eso esta vez no estoy teniendo mucha prisa, hace ya cinco días que bajé aquel cortafuegos y los cuadriceps siguen llorando. De nuevo la confirmación de que no bajar un pimiento es aquello que "destroza mis planes de carrera", al menos, esta vez, me ha servido para descubrir algo nuevo con lo que trabajar a partir de ahora para mejorar un poco, lo cual no debe ser muy difícil partiendo desde tan bajo escalón.

 La organización, excelente por cierto, prometía que la carrera iba a ser un infierno. No sabía muy bien a que atenerme con esa definición y debido a mi todavía escaso estado de forma, no me preocupé en exceso por averiguarlo, creo que miré el perfil por encima el día de la inscripción y no le hice mucho más caso. Es verdad que se hablaba de una cuesta mítica, la vertical, situada a pocos kilómetros de meta ¿sería por eso?. O tal vez por el frío de las tierras de León...

 Y el frío no faltó, pero para nada fue excesivo, lo de correr a cero grados o menos ha sido bastante habitual para mí, por lo que no asustaba, además, el día radiante de sol que nos acompañó hizo que la temperatura resultara incluso agradable en muchos momentos.


 La salida es típica de las carreras de León, al igual que en Santa Cruz del Sil, sales del pueblo y "to parriba". Sin saber muy bien que hacer todavía salgo un poco acelerado para evitar parones en lo que imaginaba serían las primeras sendas. Este fue mi principal error, NO había sendas. Sin miedo a exagerar podría decir que el ochenta por ciento de la carrera transcurre sobre rodadas de excavadora, cortafuegos recién repasados que hacían que el terreno fuera terriblemente complicado, con infinidad de piedras sueltas, tierra compactada por la helada, zonas con hielo y tierra suelta y resbaladiza... por fin descubrí a que llaman el infierno.

 Es por tanto una carrera muy corrible y rápida, pero donde hay que prestar atención a cada paso que das para evitar caídas o torceduras, y uno es muy cobarde así que una vez visto el percal bajé un poco el ritmo y puse el chip de "llegada a meta sano y salvo". La de posiciones que me costó en mi ya famosa pesadilla, mi cortafuegos "favorito" desde el domingo. Imaginad, una pendiente media, de esa en la que si tienes valor y piernas bajas a ritmos insultantes, recto, con kilómetro y medio de longitud. Ideal, ¿verdad?. Pero no podía ser perfecto, piedras sueltas, tierra suelta, piedras pequeñas, piedras grandes, apoyos complicados, tropezones, ¡miedo!. La segunda vez en la que salvé la caída por los pelos fue el final, desde ese momento, todavía muy arriba, cambié la zancada y empecé a bajar frenándome... evité caerme, pero destrocé el resto de la carrera y las piernas todavía duelen.

 Tras el cortafuegos vino una zona llana de más o menos un kilómetro, después de nuevo tocaba subir y bajar sin descanso. Subidas con más o menos pendiente, pero trotables casi siempre, seguidas de fuertes bajadas donde no había lugar a tomar un respiro, y así una y otra vez hasta que llegando a los últimos kilómetros, abandonamos por fin esas "carreteras terriblemente asfaltadas" y cogemos un pequeño sendero que en bajada nos lleva hasta la carretera. Por fin llegaba "la vertical"... que, para los conocedores del Cerro es fácil de explicar, me recuerda muchísimo al pequeño cortafuegos que lleva hasta el depósito de la Senda de los Cazadores, solo que en lugar de doscientos metros, tiene casi un kilómetro. Al dolor de piernas se le unieron las pocas fuerzas que a esas alturas me quedaban... pero todo acaba, tras coronar una nueva cima y volviendo al irregular piso habitual, una última bajada algo más tendida de lo habitual nos llevó a la meta.


 Conclusiones:


  • Este año me está costando Dios y ayuda conseguir un estado de forma más o menos bueno. Todavía noto el parón del verano a pesar de estar ya en diciembre.
  • Tengo que reforzar los cuadriceps. 
  • Ir de más a menos en una carrera es una mierda. La posición final fue la habitual en lo que suelo hacer, algo menos de la mitad, pero ver como vas perdiendo posiciones en lugar de ganarlas duele.
  • El infierno de esta carrera es el terreno por la que se corre. 


3 comentarios:

  1. Ya quisiera estar yo de "baja forma" como lo estás tu. Me han comentado que por estos lares se practica un tal llamado"Metodo Morales"...tu sabes algo??
    Has corrido miles de kilometros similares a estos, pero no por ello no voy a dejar de darte mi enhorabuena y decirte que sigues siendo un referente para mi ( en lo que toca a correr por montaña..jejejej).
    Animo y enhorabuena una vez más. Eres incombustible.

    PD: tendrias pupita en los cuadriceps...pero majo...como bajaste el último cortafuegos

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  2. Esos cuadriceps machacados es la prueba más fehaciente de que hubo carrera montañera de por medio. El como lo hicieras es lo de menos. Siempre hay cosas que mejorar o que no salen del todo como hubiéramos querido pero de lo que ninguno dudamos es de que hiciste un buen papel dejando tu impronta de Loco por aquellos lares.
    Ahora a por objetivos más XTREMos jejeje.
    Un abrazo.

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  3. ¡Qué mal sienta bajar con miedo! Lo he experimentado este año y creo que tan malo como ver pasar gente sin poder hacer nada por unirte a ello es el dolor de piernas que vas acumulando por ir reteniendo demasiado. El día que mejores en las bajadas (igual que Angelillo) va a ser bonito ver el miedo que les vais a meter a algunos... y no digo nombres para que Lluvio y Rafagti no tengan pistas...

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