19 de enero de 2015

Road to UTMB.

Era la primavera del 2008, si la memoria no me falla,  una vez más me disponía a preparar mis entrenamientos habituales para el MAM. Durante el invierno había ido siendo habitual entrenar con un grupo de corredores del Club Deportivo el Castillo de Villalba. Entrenamientos urbanos durante la semana y de cañadas los domingos. Poco a poco me iba uniendo a ellos una bonita amistad, aunque llegado este punto pensaba que nuestros caminos se alejarían durante unos meses con el cambio de medio.

Así comencé a fijar los miércoles como el día específico para hacer recorridos por el Cerro del Telégrafo, fue en aquel momento donde para mi alegría encontré un compañero que se animó a compartir conmigo aquellas rutas. Aún recuerdo perfectamente sus quejas cada kilómetro final de regreso donde manifestaba que iba cansado y con los músculos tocados. Siempre dejaba la puerta abierta a la posibilidad de no volver en la próxima para descansar. Pero siempre volvía. 

Así juntos, y con la eventual compañía de algún otro aliado (Alex, Runero, Ppong...) fuimos trazando cortafuegos, depósitos, senderos de nuestro cerro. Así lentamente, empapándose de nombres conocidos para sus oídos (Fuenfría, Guarramnillas, Loma del Noruego...) lugares donde seguramente hasta aquel momento no se había planteado la posibilidad de correr. De utilizar la velocidad donde sólo había empleado la resistencia.

A aquellas jornadas, le siguieron muchas otras y poco a poco cada vez fueron más y nuevos amigos los que se fueron uniendo a nuestras escapadas. "Locos del Cerro" cariñosamente nos bautizaron los  compañeros que quedaron en el llano, en el asfalto.

Y pasó el MAM y llegó una nueva temporada y brotó la necesidad de correr por el monte, de forma natural, como el medio donde mejor se encontraba. Vinieron km verticales, carreras de media montaña, distancias de 20, 30 y una prueba de resistencia en Ezcaray que le quitó las dudas interiores que aún le quedaban, que le certificó como corredor de montaña. Llegó el maratón alpino madrileño ¿y luego?. Luego llegó un día donde a un chalado se le ocurrió plantear la posibilidad de afrontar una distancia de 80 km. Una prueba de un buen puñado de horas. Algo que supuso un antes y un después para todos nosotros.

El presente lo conocéis todos bien. Hoy en día la mayor parte de nosotros ha cubierto pruebas de ultradistancia. Los entrenamientos de tres o más horas son habituales. Somos un puñado de amigos que disfrutamos de cada salida y nuestro amigo un ejemplo de tesón y fuerza.

Mirando atrás, a ese comienzo que os he descrito, nada me podría hacer pensar cuantos y hasta donde íbamos a llegar. Era impensable plantearse retos de la envergadura de los que actualmente afrontamos.

Ahora sabéis que le llega el turno de tomar parte en la ultra de las ultras. La Meca del Trail running, la vuelta al macizo del Montblanc donde muchos de nosotros hemos soñado alguna vez estar, como corredor o tan solo como espectador. Pero lo que quiero transmitiros, lo que realmente siento, es que veo que de una forma u otra todos vamos a estar. Esta noticia la hemos celebrado como propia. Estoy seguro que todos aquellos que puedan no dejaran pasar la oportunidad de acompañarle in situ y aquellos que no puedan empujarán en la distancia. No dejarán de estar pendientes cada minuto. Deseosos de que todo se desarrolle felizmente.

Finalmente decir que no me queda la menor duda de que nuestro amigo va a disfrutar. Todos le conocemos. Tiene la fuerza y la resistencia necesaria. La experiencia de haber hecho mucha montaña. La capacidad analítica a la hora de tomar decisiones. Y sabiduría. Sabiduría para saber leer, mirar y vivir todo aquello más allá de la propia carrera y vivirlo como una experiencia inolvidable y quien sabe si irrepetible. 

Amigo Fernan, Biri. Corre por tí. Corre por todos nosotros. Desde hoy y hasta muchos días después de tu regreso donde te pediremos que nos cuentes una y otra vez, vamos a formar parte de tu equipación. Vamos a ser parte de ti, veremos por tus ojos, escucharemos por tus oídos, sufriremos los arañazos de las ramas en tus entrenamientos y el dolor de los tendones en las mañanas siguientes. Lo que te espera es apasionante. Disfrútalo como tú sabes. 


2 comentarios:

  1. Cuando suene Vangelis se nos podrán los pelos como escarpias, estemos donde estemos.

    Desde luego va ha disfrutrar de eso no cabe la menor duda, pese a ser un chaval, tiene la veteranía necesaria para gestionar una carrera de ese calibre.

    Ánimo Fernan!!!!!!!

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  2. Recuerdo mis primeros pasos corriendo por el monte con una mezcla de esfuerzo e ilusión en la que ésta siempre ganaba la batalla. Era duro adaptar el cuerpo a esos desniveles y lanzarse a tumba abierta perdiendo el miedo a las caídas. Ahora las ilusiones y los temores continúan después de tantos años aunque sea por otros motivos.
    Al UTMB no he llegado de un salto, no sería bueno. Primero fue una sensación intermitente de que podía conseguirlo, que era posible dar un pasito más, que lo que nunca llegué a pensar me susurraba al oído, como las sirenas a Ulises, que lo tenías ahí, que podía ser un objetivo. Luego mi propio cuerpo fue que el que me dio la confianza necesaria para que lo que era aire, humo, pudiera ser algo más sólido, un objeto del deseo. Y fue entonces cuando ya me vi atrapado en mi propio anhelo: dejé de decidir y fue él el que dirigió ya mis pasos. Por un lado iba completando ‘etapas’ con una mezcla de deseo y temor que intentaba mitigar haciendo partícipe a todos de lo que iba a hacer, como un compromiso, para que ellos me animaran, me espolearan, me dieran confianza, justo aquella que aflojaba cuando un nuevo avance me iba acercando de forma inexorable a mi meta.
    Por fin ya sé que puedo ir al UTMB, sé que ya sólo queda llegar a la fecha y a la hora. Lo he recibido con una amalgama de ilusión, deseo, alegría, duda y, por encima de todo, miedo.
    Habrá que combatirlo como mejor puedo hacerlo: corriendo. Gracias a todos por vuestros ánimos y a ti por haberme hecho probar este ‘veneno’.

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