9 de febrero de 2011

Dedicatoria

Porque cincuenta años no son nada excepto el motivo para sentir alegría por lo vivido, dejo aquí una humilde dedicatoria de uno de los grandes poetas contemporáneos a modo de regalo:

Madrigal

Palabra, dulce y triste persona pequeñita,
dulce y triste querida vieja, yo te acaricio,
anciano como tú, con la lengua marchita,
y con vejez y amor aclamo nuestro vicio.

Palabra, me acompañas, me das la mano, eres
maroma en la cintura cada vez que me hundo;
cuando te llamo veo que vienes, que me quieres,
que intentas construirme un mundo en este mundo.

Hormiguita, me sirvo de ti para vivir;
sin ti, mi vida yo no sé lo que sería,
algo como un sonido que no se puede oír
o una caja de fósforos requemada y vacía.

Eres una cerilla para mí, como ésa
que enciendo por la noche y con la luz que vierte
alcanzo a ir a la cama viendo un poco, como ésa;
sin ti, sería tan duro llegar hasta la muerte.

Pero te tengo, y cruzo contigo el dormitorio
desde la puerta niña hasta la cama anciana;
y, así, tiene algo de pálpito mi puro velatorio
y mi noche algo tiene de tarde y de mañana.

Gracias sean para ti, gracias sean, mi hormiga,
ahora que a la mitad de la alcoba va el río.
Después, el mar; tú y yo ahogando la fatiga,
alcanzando abrazados la fama del vacío.

Felix Grande

3 comentarios:

  1. Una manera muy poética de llamar vieja a la gente... Pero muchas gracias Luisito.

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  2. Realmente no creo que seas viejo, pero ya sabes lo que me gusta sacar esa punta a todo.

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  3. Felicidades FERNAN !!!!


    Joder, 50 añazos.... te conservas de lujo, macho !!!

    A ver si antes de que llegues a los 60 te acompaño en un MAM ;)

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