23 de mayo de 2011

Cross de los 3 Refugios

Aviso, es una crónica extraña, hecha en base a pequeñas pinceladas que intento ordenar… literariamente pésima pero con gran cantidad de información.

Falta de motivación ante la carrera.
Me la tomo como un entrenamiento más. Miro el recorrido de pasada la noche anterior. No hay tensión.

Muchas dificultades para bajar.
Siempre he bajado mal pero este año se lleva la palma, muy torpe y lento. Decido ir muy tranquilo y aprovechar para guardar fuerzas de cara a las subidas. Pierdo de vista a Luis y Alberto.

Fuerza subiendo.
Subiendo a La Maliciosa recupero muchas posiciones, alcanzando a Luis a poco de llegar a su cima.

Caída.
Nueva bajada, de nuevo empiezo a perder posiciones, bajo tranquilo y buscando seguridad. Cuando se hace más tendida, dentro del bosque, aumento velocidad y riesgos, un mal tropezón me hace caer. Cortes y golpes, sangre…

Marcas muy separadas.
La señalización es escasa dentro del bosque, durante un buen rato no veo cintas, en un momento paro y vuelvo atrás, un corredor que viene detrás conoce el camino y me dice que siga, trescientos metros más adelante aparece una cinta.

Ppong
Tras ese corredor llega Ppong, llegamos juntos al avituallamiento, intento seguirle y más o menos lo consigo a pesar de ir cuesta abajo.

Torcedura de tobillo.
En estas estábamos cuando bajando una ladera sin camino se tuerce el tobillo. Dolor. Ppong se aleja, falta poco para Canto Cochino, andando despacio me voy acercando.

¿Retirada en Canto Cochino?
Pienso en la retirada, no es cuestión de forzar el tobillo. Esta carrera no es el objetivo. Por otro lado pienso en que sería interesante el poder acabar tras todo lo que me ha pasado de cara al GTP. Poco antes de llegar, Rita Pelos me da un grito de ánimo y dos besos. Llego a Canto Cochino, no hay gasas, no hay betadine, sigo sangrando. Tras las dudas, muchas, decido seguir.

Vallejo.
Salgo de Canto Cochino con Vallejo, que ha llegado mientras le daba vueltas al asunto. El camino tira para arriba y andando el tobillo molesta pero no duele, además, cada vez un poco menos, parece que he hecho bien en continuar.

Collado Cabrón.
De nuevo disfrutando en una subida, tendida en un principio y más dura al final, vuelvo a adelantar a mucha gente, Vallejo queda de nuevo atrás. Reconozco que se me hace corta.

Perdidos.
De nuevo pocas cintas en una bajada bastante cómoda, se me olvida que el tobillo duele y me pongo al ritmo de un corredor que me pasa al poco de empezar a bajar. Un buen rato después me doy cuenta de que no veo cintas y la Charca Verde va quedando atrás… entre la ida y la vuelta, un kilómetro hasta volver al recorrido, recogiendo en la vuelta a un grupo de 8 o 10 corredores que tampoco habían seguido el camino correcto, entre ellos, Vallejo otra vez.

Comienza la ascensión.
Tras cruzar un puente, un poquito de agua en el avituallamiento (la isotónica no cuenta porque estaba “un poco” diluida) y comienza la subida de verdad, por delante ocho kilómetros bastante duros. Al igual que en el resto de las subidas, poco a poco empiezo a alcanzar y pasar gente, me veo muy fuerte, disfruto de cada paso, de cada zancada, me arranco a trotar a la mínima.

Tormenta.
De repente, grandes goterones empiezan a caer, ¿qué más puede pasar?... pues por ejemplo, que la lluvia se torne granizo, que las rocas empiecen a resbalar y que los arroyos ocupen el camino… pero voy fuerte, sigo disfrutando y los pensamientos negativos desaparecen tal y como vienen. Llevo un buen ritmo y decido seguir con él, el agua limpia mis heridas y le da más épica al asunto.

Chusta.
Llegados al último avituallamiento antes de Bola, resguardado bajo el capó de un todoterreno está Chusta, solo le conozco “virtualmente”, me extraña y preocupa verle un tanto perdido, no es el momento para presentarse.

¿Txindoki?
A partir de ese momento la subida se torna diferente, los caminos escasean y pasamos por pendientes llenas de hierba y agua, las zapatillas se hunden en el barro y poco a poco va dejando de llover. Me recuerda muchísimo a la ascensión al Txindoki, con la diferencia de que al ser de día resulta mucho más sencilla.

Luis y Ppong
Sigo fuerte, la ladera está despejada y de repente, al fondo, veo a Luis. Camina lentamente, como casi todos. Me sorprende ver que poco a poco le voy alcanzando, siempre pensé que todos aquellos a los que adelantaba adolecían de falta de experiencia en la montaña, pero empiezo a darme cuenta de que las buenas sensaciones que llevo son además reales. En pocos minutos recorto los trescientos metros que me separaban de él y me sorprendo de nuevo al ver que quien le acompaña es Ppong.

Épica o locura.
Cierto espíritu competitivo tira de mí hacia arriba, ¡nadie me esperó cuando bajábamos! Así que les saludo rápidamente y sigo con mi ascensión, salto el río tres o cuatro veces y sigo “recogiendo cadáveres”. Llegando a Bola me uno a un pequeño grupo en el que un chaval, muy cansado, se preguntaba si esto es épico… o es solo una locura. Yo, que me veía con fuerzas para subir otras siete bolas pensaba en la locura, pero al ver y sentir las heridas y golpes media sonrisa brotaba de mis labios. ¡Hoy sí!

Bajando Bola.
Sin novedad, despacio y torpe… ¡pero no me adelantó nadie!

Meta.
Acabé con fuerza y ganas de más. Caldito reparador, mucha fruta y prisas por llegar pronto a casa, poco después llegaron Ppong y Luis, algo más tarde el gran Vallejo, que cumplió con creces en su primera carrera de este tipo, ahora le espera el MAM.

Dolores.
Que aparecieron poco después de acabar y se hicieron grandes en la mañana de hoy. El tobillo está bien, la cadera duele, el brazo molesta mucho y una puñetera costilla me está machacando. Las heridas empiezan a cerrar.

Conclusiones:
  1. La preparación va bien, física y mentalmente. Espero que el descanso obligado de los próximos días por culpa de esa costilla magullada no sea excesivamente perjudicial.
  2. Pueden suceder muchas cosas en poco tiempo y por lo general negativas, es importante saber y poder sobreponerse a ellas. Encontrar el punto positivo dentro de todo lo malo es esencial para llegar al final.
  3. Seguiré bajando despacio y con cuidado, hacen mucho más daño una caída o una torcedura de tobillo que 10 minutos de retraso.
  4. Constato que es muy probable que el GTP lo haga más o menos en solitario.

3 comentarios:

  1. Esto tiene muy buena pinta Mikel. La Madrid-Segovia fue lo mejor que te podía pasar para creete que puedes. Si además le sumas la buena preparación que llevas...
    Estoy de acuerdo contigo en lo de las bajadas.

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  2. Estoy de acuerdo con Chema en que la Madrid-Segovia te ha dado el plus de confianza y serenidad que estas pruebas requieren.
    También decir que esa capacidad de remontar en cada subida indica que el fondo lo llevas trabajado genial. Creo que tu preparación esta siendo muy buena y que, si nada se tuerce vas a llegar al GTP en unas magníficas condiciones.
    Espero poder compartir contigo muchos kms para que no se nos haga demasiado "solitario" tenemos que vencer y sepultar juntos aquellas reflexiones negativas vividas en cierto hayedo.
    Un fuerte abrazo.

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  3. He de reconocer que me sorprendió verte aparecer cuando afrontábamos la subida a Bola, pero bien es cierto que empezaba a flojear bastante, la bajada se me fue de las manos y perdí demasiado "fuelle". Mikel, me da que este año de nuevo vuelvo a ser el que va peor preparado, pero me alegra muchíiiisimo leerte esta crónica.

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