17 de septiembre de 2012

De nuevo al límite

Mi poca experiencia en carreras largas siempre me dice que es mucho más fácil tomar la decisión de apuntarse a alguna que llevar a cabo el reto.


Todo empieza un buen día cuando, quizá olvidada ya la última prueba que has disputado, decides de nuevo poner tus piernas al límite. Tu mente está fresca, tu cuerpo incólume, tus deseos como los de un niño. Comienzas a decir a unos y a otros en qué nuevo lío estás embarcado, sin pensar realmente que lo vas a tener que hacer.


Luego el tiempo, que todo lo diluye; los entrenamientos, cada vez más largos y más duros; los deseos, mitigados por mil vicisitudes… todo, se parece a esa pista ligeramente pendiente pero demasiado larga, a veces casi eterna, que nos va cargando las piernas sin prisa pero sin pausa, sutilmente, como el lento pero inexorable horadar del agua entre las rocas. Ese alegre deseo inicial se va convirtiendo en un pequeño monstruo, un voraz devorador de tiempo y esfuerzos que nos va minando el cuerpo.


Y así nos presentamos en esta última semana (sin duda de pasión) con el ‘trabajo’ hecho, en mayor o menor medida, pero con nada terminado. Concentramos todos nuestros esfuerzos pasados, lo bueno y malo de cada entrenamiento, en un único día de gloria o de fracaso. Ahora la mente juega malas pasadas. La decisión inicial queda ya muy lejos al lado de ese primer deseo. Lo tenemos ahí, lo hemos hecho otras veces pero el cuerpo parece no funcionar bien. Quedan lejos aquellas buenas sensaciones de algunas salidas y nos asaltan las dudas más allá del seguro sufrimiento. Sales a correr y las piernas nunca van lo suficientemente bien. Incluso surgen conocidas molestias que parecen querer impedir que hagamos lo tantas veces soñado: si no son los tendones, son los dolores de rodilla o un inoportuno catarro.. En definitiva, lo que era un placer comienza a convertirse en un nudo en el estómago. Ahora nos replanteamos nuestra primera decisión. Aparece el ‘miedo escénico’. Casualmente el trabajo aumenta y no podemos ni salir a correr. Todo se alía en nuestra contra.


Si siempre nos pasa lo mismo ¿por qué volvemos a este punto una y otra vez? ¿Qué nos lleva siempre a hacerlo de nuevo a pesar de los miedos y los sinsabores? ¿Qué indescifrable fuerza nos impulsa?




No es tiempo de dudas. La hora se acerca y ya sólo un único pensamiento nos debe ocupar: este fin de semana llegaremos a Segovia y disfrutaremos del placer de andar al filo la extenuación. Somos fuertes físicamente. Seguimos teniendo voluntad de hierro. No nos escondemos y deseamos con gozo que el sábado llegue. Sabíamos que sería difícil y por eso elegimos este camino. ADELANTE, LOCOS, SIEMPRE ADELANTE.

4 comentarios:

  1. Alguna vez creo que lo he comentado, el día que no sienta todo esto que tan acertadamente has descrito creo que algo estará fallando. Me encanta sentirlo y compartirlo con vosotros aún más.

    GRANDE FERNAN

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  2. Buena reflexión y cierta.
    Cuando nos "apuntamos" a estos desafios visualizamos mayormente lo positivo. Las horas de entrenos con los colegas. Rutas nuevas por descubrir y la consecución del objetivo sobre la base de otros ya logrados o no.
    En estas últimas fechas y horas, próxima ya la cita, la conciencia del esfuerzo real, conocido y tangible se acrecienta y como bien dices dispara todos nuestros temores en formas de dudas, molestias e inseguridades en resumen.
    Alcanzar la meta se disfruta mucho pero el camino hasta ella es largo, sufrido y como bien dices nos lleva al límite físico y mental.
    Es hora de valientes. Así que me uno a tu eslogan: "Adelante, siempre adelante"

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  3. Muy acertado el primer párrafo, ese que dice que parece fácil, jeje, hasta que llega la última semana, entonces empiezas a darte cuenta de que 10 kilómetros son muy largos, hace mucho calor y hay una molestia en la rodilla que... son gajes del oficio que soportamos estoicos.
    Para mi la carrera siempre es la guinda, pero lo que me gusta es el pastel, la preparación, el descubrimiento de nuevas rutas, nuevos montes y nuevos amigos.
    Pero no vamos a dejar de intentar comer la guinda ¿verdad?. ¡Aúpa!

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  4. Como siempre, querido Biri, acertada su síntesis de lo indescriptible. Gracias por ser tan clarividente en expresar lo que algunos nos proponemos en hacer complicado.

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