30 de octubre de 2014

Hasta siempre Nicky

Pocas veces te cruzas en el camino gente con alma de niño. Sin duda conservan la inocencia del recién llegado incapaz de pensar en ti con prejuicios. Lo vemos a diario entre nuestros críos imposibilitados para poner límites a sus amigos  tanto como a su ansia por vivir. Son viento fresco y purificador, sin odio alguno.

Se mueven entre nosotros con soltura y confianza porque es gente de la que nada se teme. Crees en ellos sin necesidad de demostración alguna porque su propia aureola los protege de cualquier duda.

Y el paso del tiempo no les hace mella. Ni siquiera la herrumbre del contacto diario oxida sus goznes. Siguen siendo un alma pura entre tantos impuros. Incluso el efecto, muchas veces, es el opuesto al esperado pues con el transcurso de los años les vas cogiendo más cariño quizá porque sabes lo difícil que es mantener la ingenuidad en un mundo con tanto culpable.

Siempre ven en ti lo bueno y consiguen elevarte el ánimo con sus palabras de aliento. Te admiran con sinceridad y te respetan con franqueza.

Así son ellos, o a mí me lo parece, y todo lo hacen con una eterna sonrisa que hace del mundo un lugar siempre un poco más confortable.
Por eso unen y reúnen, porque a su lado todo es más fácil.

Muchas gracias por tu amistad Nicky. ¡Qué la sigas difundiendo por donde quiera que ahora estés!

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