Había una vieja costumbre en días como el de hoy en que varios amigos se calzaban las zapatillas, se ponían el gorro de papa Noel, agarraban un polvorón o un benjamín de cava y subían al depósito de Moral corriendo juntos para cantar un villancico compuesto para la ocaasión, zamparse las viandas y después de un sincero y fuerte abrazo retornar a casa.
Hoy he de reconocer que la vida y sus circunstancias han castrado aquel hábito.
Añoro aquella costumbre y siempre guardaré un emotivo recuerdo.
Hoy, aúnque en solitario intentaré reeditar parte de aquella costumbre y, no dudeis que os tendré muy presentes.
Las circunstancias mandan y no siempre podemos hacer lo que queremos... Algo parecido hacía yo pero yendo al monte y también perdimos la costumbre. Sigue siendo un grato recuerdo, éste sí, imposible de 'castrar'...
ResponderEliminar