1 de agosto de 2014

Ellas

Llevo tiempo, mucho tiempo, queriendo hacer una entrada en la que gritar al mundo lo que para nosotros son "Las Locas del Cerro" y no me decidía. Nunca me terminaba de convencer la que preparaba y continuamente desestimaba lo escrito y con ello volvía a dilatar el reconocimiento. En esas estaba cuando entro un día al blog y leo la primera entrada escrita por una de nuestras locas y en ese momento me planto y digo, de aquí no puede pasar, pero claro, vuelvo a encontrarme con mi falta de ideas hasta que esta semana, sin saber por qué caí en que quizá estaría bien describir cómo vemos nosotros que sienten ellas cuando una noche cualquiera (habitualmente de viernes) se nos ocurre hacer la tirada larga subiendo a un pico desprotegido y resulta que no hace el mejor tiempo del mundo. El resultado es este. LOCAS, espero que os guste.




P.D.: Por si queréis leer con más detenimiento la letra del video es:

Llego a casa y me esperan tus ojos desnudos, pupilas brillantes que aumentan al sentirme regresar una vez más. Ha sido duro, esta vez la montaña se puso cabezota y se hizo de rogar, pero era sólo un juego para salir de la rutina.

Sé que has estado impaciente, que lo aceptas porque me quieres, me sabes feliz pero no es de tu agrado. Preferirías que hoy no hubiera partido hacia la incertidumbre. Piensas ¿qué necesidad hay? y yo soy incapaz de explicarlo. Quizá ni siquiera tenga explicación, quizá sea únicamente puro sentimiento.

Era tarde o quizá demasiado temprano cuando partí, iba buscando el horario compatible con vuestras horas de sueño sabedor de que en tu caso eran desvelos. Además, hoy la salida se alargaba más de lo habitual lo que no ayudaba mucho, pero al final escuchas el tintinear de las llaves al sacarlas de la mochila y cómo entran en la cerradura. Una, dos vueltas y ya está abierto.

Sabes que lo primero que haré es encender la luz de la cocina para dejar la mochila. Cogeré las zapatillas del armario de la entrada y cambiaré los tacos embarrados por la suave goma que amortiguará mis pasos por el resto de la casa con el fin de no despertarte ni despertar a la niñas. A oscuras iré directo a la ducha y me quitaré el peso sobrante de encima, un peso igual al que te has quitado al oírme entrar y por eso, cuando ya duchado ingrese en la cama y me tienda a tu lado ya estarás dormida, tranquila porque una noche más he regresado de entrenar.

Por ti, porque siempre estás a mi lado aunque no estés cerca y me apoyas aunque no lo comprendas van dedicados cada uno de mis pasos, pasos que nos acercan y nos unen.

Por qué hay que estar loca para querer a alguien así, como yo. Por eso tu también eres "Loca del cerro".

Gracias por todos y cada uno de tus silencios.

2 comentarios:

  1. No olvido aquella Goi cuando en pleno esfuerzo (y fue mucho el que hiciste) una cierta mala conciencia te recordaba lo que dejabas en casa quizá no en el mejor momento... Siempre hay algún momento en el lugar mas recóndito del mundo para acordarse de aquellas que comparten nuestras emociones por mucho que a veces no las entiendan.

    ResponderEliminar
  2. Fernan, yo también la recuerdo muchas veces y si bien últimamente no he vivido en persona esto sí que sé de lo que hablo, como bien relatas. Quizá, lo más difícil de todo aquello fue precisamente lo que dejé en casa, infinitamente más que la carrera en sí y tu lo pudiste comprobar 100%. Por eso y por mucho más para mí lo que hacen nuestras Locas tiene un valor impagable, nunca podremos devolverlas todo lo que son para con nosotros. Por otro lado imagino que al contrario también está lo nuestro, porque si se rompe el equilibrio se parte la baraja.

    ResponderEliminar