La Tragamillas 2013

Es emocionante ver como las piezas van encajando poco a poco, con naturalidad. Ver como lo que desde fuera parece un poco caótico resulta ser una máquina perfectamente engrasada en lo que nada queda al azar. Confirmar que el trabajo en equipo es efectivo y que, cada uno en su papel, es importante. Este año ha aumentado mi colaboración y he podido ver como el esfuerzo que cuesta sacar adelante una carrera como esta es enorme, muchos meses de duro trabajo en la sombra seguidos de un par de semanas muy complicadas y coronados por un fin de semana de infarto.

Parece que, de nuevo, ha salido todo bien. Y como, no sé muy bien porqué, siento que la Tragamillas es un poco mía, quiero dar las gracias a todos aquellos que han participado en ella. Desde sus papás, aquellos que un día tuvieron una visión y los “huevos” suficientes para sacarla adelante, hasta sus hijos, como esos dos “bichos” que llenaron de chocolatinas 1500 bolsas. Entre unos y otros hay un montón de buena gente que aporta lo que sabe y lo que puede para hacer que cada vez sea más grande.No puedo olvidar tampoco a los 1500 corredores que llenan las calles de Collado Villalba. ¡Gracias a todos!

Y como además del trabajo de trinchera, del día a día, también me gusta algo de curro del vistoso, otro año más, junto a mi colega Lluvio, hemos llevado el globo de la hora y cuarenta minutos. No me olvido de Victor, que nos acompañó hasta el final “sin poder hacerlo”, menuda bestia está hecho. Es un tiempo muy fácil que nos permite darnos unas cuantas alegrías durante el recorrido, tirar de unos cuantos y gritar dando ánimos a todos esos esforzados corredores que sueñan con un crono especial. Disfrutar de cada paso, bailar con los grupos de animación, charlar con unos y con otros, recoger información acerca de lo que gusta y lo que se podría mejorar. Clavar el tiempo en la línea de meta y recibir la gratitud y emoción de los corredores a los que has acompañado... ¡Ojalá pueda hacer esto muchos años más!

Aunque este año tocó volver al camino nada más terminar porque tenía otro trabajo que hacer, ir a buscar a mi cuñado, que corría su primera media, para acompañarle hasta la llegada. Entero y con fuerzas, ya me ha dicho que quiere correr la de Madrid... Dios mío, ¡he creado un monstruo!