15 de noviembre de 2010

Unos auténticos desconocidos

Hace cuestión de dos años que entré en esto del mundo del correr. Como muchos sabéis, mi hermano me picó lo suficiente para que germinara un pequeño gusanillo que fue alimentado ya no sólo por él, sino por un amigo atleta que me aconsejaba, preguntaba e incitaba a correr alguna carrerilla con él. Durante estos dos años, dentro del ámbito atlético, han ocurrido una infinidad de cosas, que como casi siempre en todo lo que a esta vida concierne, jamás se podrían haber imaginado con antelación. Ejemplo de ello es pensar en que al principio salía corriendo desde el comienzo del parque de Romacalderas dirección campillo y al llegar a la casa de las cigüeñas daba media vuelta y me volvía andando, porque la vida no me daba para más. Sin embargo, poquito a poco, casi sin escuchar la voz de la razón que me recomendaba prudencia, dos años más tarde me marco un ultra trail de tela marinera. Tranquilos, que no voy a ahondar más en la G2h, que bastante la hemos exprimido ya, sino que siguiendo con el hábito de la reflexión, me he dado cuenta de algo que también está bastante trillado, pero que no por ello deja de ser, cuanto menos, interesante. En concreto me estoy refiriendo al hecho de lo que significa para muchos de nosotros el calzarnos unas zapatillas y lanzarnos a correr, siendo en esencia unos individuos totalmente anónimos. No os preocupéis, que tampoco voy a escribir un ensayo sociológico y ya casi termino. En definitiva, lo que vengo a decir y que me ha vuelto a la cabeza de nuevo tras la participación en el maratón de Zaragoza el pasado domingo de tres de nosotros, es que cada uno a su manera, dedicamos un esfuerzo y una parte de nuestras vidas enorme a realizar proezas ¿injustamente? ignoradas por la mayoría del mundo, convirtiéndonos (y perdonad la falta de modestia) en héroes anónimos. Cada batalla ganada en esto del correr nos ha supuesto en la mayoría de los casos lo mínimo para autoproclamarnos héroes. Sin embargo, esta heroicidad no beneficia sino que a nosotros mismos, lo que la aboca a ser algo anónimo.

¿Será este anonimato lo que realmente nos gusta del deporte qué practicamos?
¿Será éste el motivo de ser corredores populares y no querer dedicarnos profesionalmente?

Seguramente no, pero también tendrá algo que ver. Por mi parte, por lo menos, es lo que más me agrada del atletismo, que conseguimos algo que poca gente sabe lo que realmente supone y sin embargo podemos continuar con nuestra anónima vida personal un día tras otro. Creo que me mientras sigamos en este anonimato podremos seguir beneficiándonos de las carreras populares y del hecho de correr por correr, aunque cada día se nos va a plantear más difícil la primera parte, pues está empezando a ser un negocio bastante rentable en algunos casos. Una verdadera lástima (os lo dice alguien que el domingo correrá una nueva invención “Merengues” contra “Atléticos”).

4 comentarios:

  1. Creo que todos pensamos cosas así de vez en cuando, personalmente me da cierta rabia la indiferencia de las personas a las que quiero ante mi esfuerzo, hay veces que viendo las reacciones de la gente ante nuestras aventuras parece que en lugar de ir corriendo de Madrid a Segovia has ido a comprar al Mercadona. Pero tampoco voy a sufrir por ello, como bien dices, yo sé lo es y doy gracias por ello.
    Otra cosa... me gusta más que me llamen loco a que nuestras aventuras les parezcan indiferentes...

    ResponderEliminar
  2. Yo no me he sentido un heroe ante los demás. Sí que he podido disfrutar de una enorme satisfación personal en este mundo deportivo al alcanzar algún reto propuesto y sobre todo al sorprenderme el cariño y respeto de mucha de la gente que me he encontrado en estos años.
    Comparto contigo la pequeña frustación que en algunos momentos supone no lograr trasladar a quienes más amamos los sentimientos que en nosotros provoca esta actividad. Por mucho que lo intentemos es imposible que puedan sentir como nosotros. Cada cual es cada cual.
    Hagamos como nuestro amigo el Samurai, adaptémonos a las circunstancias, seamos flexibles en nuestras actitudes y firmes en nuestras convicciones.
    A fin de cuentas, no nos engañemos, lo hacemos por nosotros mismos. Y es legítimo.

    ResponderEliminar
  3. Estoy de acuerdo contigo Josema en que el mayor valor de lo que hacemos tiene que residir en nuestro propio placer. Es la única manera de seguir haciéndolo a la larga. Creedme si os digo que en muchas de las salidas que hacemos disfruto como un verdadero enano. Todo sale redondo: un buen entrenamiento sin sufrir apenas, buena y animada conversación, bonitos paisajes y buenas sensaciones, olores,... Eso me anima en los días malos, que también todos los tenemos, y en los putos días horribles que alguna vez aparecen.

    ResponderEliminar
  4. Es curioso ver cómo cada uno interpretamos o hacemos nuestras las palabras escritas. Esa es la esencia de la novela. En este caso me refiero en concreto a que en ningún momento escribí la entrada pensando en los seres queridos, sino en un reconocimiento más global. Tras leer vuestros post y volver a leer mi entrada, como yo la escribí si esto en mente sigo sin verlo de primeras, pero entiendo que se pueda interpretar de este modo. Me ha gustado mucho esto tan curioso y, por supuesto, estoy con vosotros en que tampoco espero que me entiendan, aunque agradecería que lo hicieran. En cierto modo, incluso huyo de esta pretensión y prefiero muchas veces que no lo entiendan. Puede ser una tontería, pero me hace sentir especial y esto, a veces, ayuda y reconforta.

    ResponderEliminar