17 de julio de 2011

GTP I. Navacerrada - La Maliciosa


Faltan un par de minutos para las cinco de la mañana y apago el despertador antes de que empiece a sonar, a pesar de ser tan temprano ha sido una noche larga, de esas en las que ves como pasan los minutos y no puedes conciliar el sueño, y el hecho de que sea algo habitual no lo hace más llevadero.

 Me levanto tranquilo porque la noche anterior dejé todo preparado, tras un desayuno fuerte a base café con leche y gofio acompañados por un montón de galletas y un sándwich mixto me visto y antes de darme cuenta estoy esperando a Alberto en la puerta de su casa, sale algo tarde, por lo que cuando recogemos a Luís este está ya un poco nervioso, sin más dilación partimos hacía el pueblo de Navacerrada.

 Pocos minutos más tarde llegamos al polideportivo, allí están Prisillas y Biri, acompañados por Arantxa, dejo la mochila en el guardarropa y lleno el bidón de agua, al salir me encuentro con Pepe Despacio, que a pesar de no ser de la partida por culpa de unos pequeños problemas familiares, acude puntual a darnos los últimos ánimos antes de la carrera. Un par de fotos y como ovejas nos dirigimos al redil, pasamos por el control de dorsales y sobre la hierba del campo de fútbol esperamos nerviosos a que se de la salida.

 No hace frío, con los manguitos voy suficientemente abrigado por lo que no es necesario sacar el cortavientos, lo agradezco porque la mochila está planificada al centímetro y andar sacando y metiendo cosas produciría el típico desbarajuste difícil de arreglar, por eso me alegra también que no hayan hecho un control del material obligatorio.
 Se da la salida y empezamos a trotar, hemos empezado en la parte de atrás del pelotón, el sonido de nuestros pasos retumba en las desiertas calles del pueblo, vamos viendo caras conocidas, al final resulta que siempre somos los mismos, saludando a unos y otros, deseándonos suerte. Y la vamos a necesitar porque, nada más salir del césped del campo de fútbol, fresco y agradable, nos damos cuenta de que hace calor… ¡y todavía no son las siete de la mañana!




No llevo encendido el GPS, más tarde o más temprano se va a quedar sin batería y esta parte de la carrera la conozco más o menos bien, además, a pesar de haber medio planificado más o menos algún que otro tiempo de paso, siempre acabé descartando ese pensamiento, una forma como cualquier otra de quitarme de encima presiones innecesarias.

 Terminamos de cruzar el pueblo y por tanto el asfalto y entramos en la pista que lleva hasta el Hotel dela Barranca, aquí ya hay un par de rampas en las que echamos a andar a buen ritmo, voy acompañado por Luís mientras el resto de los Locos van algo más rápido, recuerdo un momento en el cual, nada más llegar a aquella pista de tierra me mira y me dice… ¡ya estamos! Me doy cuenta de que es el momento, de que todos los meses de preparación y todo ese tiempo que he robado a la familia tenían una finalidad, y era terminar esta aventura en la que ya estaba embarcado, alguna de la responsabilidad que había querido evitar cae sobre mis hombros pero me veo con ganas, no hay problema.

 Un poco más adelante veo a Sergio, conocido en estos círculos como Mayayo, un referente en lo que a ultras y carreras de montaña se refiere, últimamente mantenemos cierto contacto por medio de las redes sociales por lo que conversamos un ratillo, me cuenta que tiene un problema muscular que le va dando la lata, poco después decidió, con muy buen criterio, abandonar, su meta este año está en Chamonix.

 Seguimos con un ligero trote y Luís recibe una llamada, son sus cuñados, le esperan para subir con él hasta la Maliciosa, recibo la noticia con sorpresa y me doy cuenta de que este año el héroe de Beasain no llegará a meta, la falta de motivación que había sospechado en las salidas domingueras se confirmaba, el que consideraba mi mejor aliado quedaba atrás… tendría que hacer la carrera en solitario.

 Cosa que por otro lado no me preocupaba, de hecho, es algo que esperaba, casi toda mi preparación había sido en soledad, pateando el Cerro en busca de un ritmo que me resultara cómodo y efectivo, un ritmo muy personal y posiblemente alejado de el de mis amigos, un ritmo que me llevaría hasta la meta de Navacerrada unas horas después.


 Pasado el Hotel nos unimos de nuevo los Locos sin saber que sería la última vez, al borde de la pista Pepe Despacio nos hace unas fotos, tras un fuerte abrazo seguimos hacía arriba, en la fuente de la Campanilla cambio el agua del bidón, en ese punto empieza la subida de verdad, dura y complicada, y poco a poco se va formando una fila de a uno que rompía la carrera de forma definitiva.

 Alberto va como una moto, al poco de comenzar la zona técnica de subida dejo de verle, Fernan, recién salido de su lesión avanza con buen paso, unos metros por delante de mí, Prisillas, desconocido, sube prudentemente sin perderme de vista. Sin mucho que contar llegamos al Collado del Piornal, a la izquierda la Bola del Mundo, a la derecha, esperándonos, la Maliciosa, aquel pico con el cual despierto todas las mañanas, aquel que aquella mañana de enero hizo que me inscribiera en esta locura.

 Llegados al collado, Prisillas está casi a mi altura pero en la siguiente mirada atrás veo que ha vuelto a bajar el ritmo. Llegando a la cima, Marga, la chica del GR-10 nos da un grito de ánimo.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por ese espléndido debut en los ultras. Solo siento no haber estado en condiciones para compartir un buen trecho de carrera. En fin, a la próxima será...y ahora, cuentate lo de la chicharrina hasta la Granja, y que pasó despues que nos dejas en ascuas :-D

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  2. Sabía perfectamente que llegabas en grandes condiciones a la cita. Tanto físicas como mentales.
    Por eso eras todo una referencia para mi. Lástima no haber aguantado el tirón. Hubiera estado genial.

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