10 de mayo de 2010

La primera... en la frente

 Han sido 32 kilómetros, casi 1000 metros de desnivel positivo y tres horas de caminos, cortafuegos, sendas y asfalto. Ha sido la primera salida conjunta con la mente puesta en la Goi… y ha sido duro.
 Ha sido duro porque no ayer no fue “el día”, no hubo problemas de fondo, las pulsaciones fueron controladas en todo momento, incluso en lo más duro de las subidas, pero las piernas pesaban, y además muy pronto.
 Tal vez por ello las sensaciones no fueron del todo buenas, nada más empezar, en la subida al cortafuegos, decidí echar a andar antes de lo habitual, viendo como mis compañeros se alejaban poco a poco, bajar la cuesta gris tampoco fue fácil. En esos momentos, con poco más de cinco o seis kilómetros encima, hubo que empezar a tirar más con la cabeza que con los pies, demasiado pronto.
 A partir de entonces tocó sufrir un poco, es verdad que pude mantener el ritmo propuesto, pero lo que parecía que para Fernando y Josema era un agradable paseo por el monte, para mi suponía un esfuerzo más o menos considerable.
 Todo esto lleva a una serie de conclusiones, para empezar tengo que reconocer que no va a ser tan fácil como en alguna ocasión he querido pensar y si sale un mal día va a tocar sufrir. Por ende, la “cabeza” va a ser muy importante, estoy contento por lo que ocurrió ayer, fue un muy buen entrenamiento en cuanto a la parte psíquica de la carrera, creo que supe y pude superar las tempranas dificultades con las que me encontré, lo que me da una buena dosis de moral. Otra cosa a tener en cuenta es la recuperación, hoy he descansado no por necesidad, sino por prescripción Ppongniana, lo que también me hace pensar que no van las cosas tan mal como pude llegar a pensar ayer. En cuanto a alimentación e hidratación, creo que es pronto para sacar conclusiones, no obstante, no hubo problemas en ese aspecto.


2 comentarios:

  1. Pues has dado en la clave. Mi experiencia en el monte o la bicicleta me dice que lo que nos mueve a partir de una cierta distancia es el cerebro. El cuerpo llega un momento en el que sólo quiere descansar. Es ahí donde la fuerza mental debe superar esos deseos. Una manera muy importante de hacerlo es no pensar: distraerse con cualquier cosa bien charlando bien fijándose en el paisaje,... Eso también se entrena y, sobre todo, no cebándose en ningún momento. Hay que ser fríos y pensar que cada cuesta puede tener una más fuerte que no vemos, que a un tramo muy duro le puede suceder uno peor. Esta es la mentalidad desde mi punto de vista: no prever sino dejarse llevar.

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  2. Otra clave con la que en mi opinión has dado es el grupo. Creo que en esta aventura el grupo va a ser fundamental. Será el motor de avance cuando tanto el cuerpo como la mente nos digan que no se va más allá. Eso y las motivaciones personales. Yo estoy pensando en llevarme algo (vg. foto) que en el momento de derrumbe saque, me lo ponga delante de las narices y diga, ¿quién dijo miedo? y to' pa'lante

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