5 de mayo de 2012

Tres semanas de infarto....


La verdad es que puedo decir sin temor a equivocarme que he vivido tres semanas muy intensas en lo que se refiere a esta afición corredora que raya casi en la vigorexia.
En tres fines de semana he competido, primero, en una carrera como la de Colmenarejo, que considero rápida para mis características y  últimos entrenamientos más montañeros; otra, la de Muniellos,  plenamente de montaña con fuertes subidas y vertiginosas bajadas; y en un maratón por los montes de Cangas de Narcea con el simple  objetivo de disfrutar de la siempre amena compañía de Prisillas.
A la primera no pensaba ir porque me encontraba en plena preparación para el CUT  y carecía de la velocidad suficiente para una carrera de diez kilómetros en la que había que correr por debajo de los cuatro minutos el kilómetro para acercarse a los primeros puestos en mi categoría. Por eso y con urgencia, intenté los días previos a Colmenarejo buscar un entrenamiento más alejado del monte y con zonas más llanas donde poder mejorar mi velocidad. Contento porque no me encontré mal a esos ritmos y con la incógnita de cómo me respondería el cuerpo el día de la carrera acudí allí con la esperanza de hacer un buen papel. Marcos me había dicho que tenía posibilidades y reconozco que me entró el gusanillo de la competición, olvidado ya hacía muchos meses y minimizado por el fiasco de no poder haber competido en Palacios del Sil.
De la carrera sólo puedo decir que sufrí muchísimo aunque no llegué a ir ‘desbocado’ en ningún momento gracias a que tomé una buena referencia en un par de corredores jóvenes con los que fui casi de principio a fin. Les recortaba en las subidas pero se me iban un poco en los llanos y las bajadas. Un hecho que me animó mucho es ver que no perdía casi ningún puesto en todo el trayecto y que en alguna ocasión se compensaban con los que íbamos pasando. Acabé tan contento que pensé que tenía alguna posibilidad de podium por lo que, a diferencia de la Marmota, decidí esperar para no quedarme sin subir al cajón. Y esperé… y esperé… y esperé… tanto que me cansé y decidí que, visto que un problema informático había retrasado todo, se me hacía tarde y tenía que volver a Villalba. Eso sí, esta vez, gracias a Jose Berrocal que se ofreció a avisarme en caso de que hiciera podium, conseguí volver a tiempo para estar allí. Incluso le perdoné al broma de decirme que había quedado cuarto lo que me hizo pensar que me estaba convirtiendo en el rey del casi tercero o casi cuarto, puestos en los que he finalizado unas cuantas carreras.
No acababa de terminar los diez kilómetros de Colmenarejo y ahora el problema era que las dós últimas semanas las había empleado en mejorar mi velocidad y la carrera de Muniellos, a la que me apunté gracias a la insistencia de Justo para que lo hiciera, era plenamente de montaña. Ésta sí era una carrera para mis características pero dudaba de si los entrenamientos cortos y veloces me restarían fuerza en las subidas y lo notaría en los kilómetros finales. Tampoco me preocupaba mucho porque pensaba que mi categoría era la de más de 45 años con lo cual tendría pocas posibilidades de acercarme a los primeros puestos. Por fin disfrutaría de un ‘paseo’. Como además era la primera carrera de montaña de mi amiga Conchita de Somiedo, llegué a pensar hacerla con ella para servirle de liebre. Tampoco se lo dije porque me conozco y en cuanto veo una cuesta el subidón de endorfinas hace que me olvide de promesas, puestos, ritmos pausados,… Mejor actuaría por sensaciones. Perdón si me alargo pero estamos hablando de monte y aquí cualquier sufrimiento (y vaya si lo hay) lo minimiza el placer verdaderamente salvaje (en el sentido de ‘primitivo’) de estar haciendo algo al alcance de unos pocos. Ver una rampa casi vertical y que no te tiemblen ni las piernas ni el ánimo, poder distinguir las mil variedades del barro y experimentar sus texturas, sentir el riesgo de bordear un precipicio sin tener tiempo de tener miedo, pasar de la lluvia al frío y de ésta a la niebla sin olvidarse del calor intenso de unos rayos de sol despistados entre tanta nube, lanzarte por taludes pedregosos y resbaladizos que ponen a prueba tus tobillos y tu sentido del equilibrio,.. Tu propio corazón desbocado e indómito poniendo a prueba tu capacidad de domino. Adrenalina en estado puro. Si a eso le añadimos que Ivan, el hijo de Justo, me confirma mi equivocación con respecto a las categorías y que existe la de VET-B de más de cincuenta años, tenemos la combinación perfecta para que decida automáticamente apuntarme a esta guerra. Y es ahora cuando comienzan las estrategias. Estamos apunto de comenzar y recuerdo lo dicho por Mikel semanas antes: el nivel de esta zona es alto. Vaya pinta que tiene la gente. Se ven miembros de clubes de la zona. Decido al momento. Empezaré con calma las primeras rampas que, según me ha comentado el Mudo, se pueden hacer rápido pero cargan mucho las patas, y luego funcionaré por sensaciones sin mirar el Fore. Primer susto: lo del petardo de salida no es un petardo, es un volador de los de Cangas: tienen hasta onda expansiva.
Recorro los continuos tobaganes con calma y pasando poco a poco corredores. Antes de salir me he fijado en los posibles veteranos pero he visto que ninguno ha salido rápido por lo que me dejo llevar sin forzar en exceso. Pasado ya un par de kilómetros llego a la altura de Iván e intercambiamos posiciones un rato hasta que viene la primera rampa fuerte de un kilómetro. Ya no lo veré más hasta la meta. Confundo esta cuesta con la más dura del recorrido (tres mil metros de subida empinada y continua) y veo con satisfacicón que paso a corredores más jóvenes que yo: me uno a dos de ellos a los que he pasado en el llano pero que me pasan en las bajadas. No sé qué tienen en las zapatillas los asturianos pero ellos no resbalan y yo he tenido dos sustos que me han valido para calmarme un tanto y dejar que se distancien cuesta abajo. Prefiero perder unos metros que llevarme un buen golpe que me deje tirado. Queda para otra ocasión el entrenarme mejor en las bajadas embarradas. Estoy pez por completo.

Y llega la hora de la subida de verdad: una pista casi veritcal culminada por un último tramo de senda infernal. Descubro una característica también de los asturianos. Da igual si la rampa es dura o durísima. Echan a andar relativamente rápido pero también vuelven a correr en cuanto recuperan el resuello por mucho que la cuesta pique hacia el cielo. Pues nada, nunca es tarde para aprender: si tú corres yo corro. Me da muchos ánimos ver que  dejo mis referentes atrás poquito a poco. Hemos pasado unos bosques preciosos llenos de vida y casi salvajes hasta llegar al Montecín donde el paisaje se abre y el aire frío nos obliga a acelerar el paso. Bajada casi vertical de más de dos kilómetros y subida de otros dos hasta un repetidor desde donde bajaremos de nuevo siempre por rampas fuertes que me cargan las piernas y me obligan a dejar pasar a los corredores que distancio en las subidas. La tendencia es favorable por lo que cada vez me cuesta más mantener posición entre tanto joven. De aquí a meta perderé  mi mejor posición, la 23, hasta la descolgarme a la 27 a pesar de haber pasado a cuatro corredores. El último kilómetro es una bajada preciosa por pleno bosque, que no puedo llegar a disfrutar del todo porque uno de los cordones de las Trabuco se ha desatado por completo. No me gusta el nuevo modelo porque le ocurre esto a pesar de hacerle doble lazada. No me paro porque viene gente detrás cerca y son varios. No estoy dispuesto a ceder un puesto más a estas alturas y veo gente delante que puedo coger antes de Meta. Pienso que el único peligro es el barro. Me puedo quedar sin la zapatilla si me hundo en él. Casi en el final un corredor pretende pasarme pero no sólo no me preocupa sino que hago un esfuerzo por alcanzar al que va delante que entra por poco antes que yo. Lo mejor, he acabado con mucha fuerza gracias a mis reservas iniciales. Habrá que aplicar la táctica en otras ocasiones y salir más relajado.
Cuando termino sé que he hecho un buen puesto porque el corredor con el que he ido casi toda la carrera me comenta que cree que podemos tener trofeo pensándose que estoy en su categoría (VET-A). Se queda alucinado cuando le comento que yo soy de la de VET-B y casi me asegura que estoy en el podium. Para mí fue una verdadera alegría haber conseguido ganar en montaña después de tanto tiempo y más hacerlo en Muniellos. Sé que a Prisi le gustará que uno de sus 'cachorros' triunfe allí. Puede decir bien alto que algo de culpa tiene en ello.
Para otra entrada dejo mi medio CUT y mi tercera semana. Prometo que mostraré por qué lo hemos calificado como 'la senda del oso'.

5 comentarios:

  1. Aunque seas un cansino humildón desde hace tiempo que te lo llevamos diciendo, pero tu erre que erre, que al final te vamos a empezar a llamar Paco Martinez Soria. Tu constancia, rectitud en los entrenamientos, años acumulados de experiencia y demás han hecho que llegues a estar en una forma envidiable y a la altura de empezar a sumar podium tras podium desde aquí hasta la eternidad. Ahora a disfrutar y a que el otro viejo rockero alcance también la mayoría de edad y te acompañe en las victorias.

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  2. Muchas felicidades, ahora estas recogiendo los frutos de todo tu esfuerzo y constancia, no solo en ese entorno maravilloso de la montaña, sino también en el asfalto.

    Un fuerte abrazo

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  3. Como decía el tal Briatore: "Braaavo, bravííísssiíímooo" compi.
    Me ha encantado leer la pasión con que describes la carrera de Muniellos. Debe ser la leche competir al máximo y logra subir a lo más alto.
    Como bien te dicen otros amigos. Mentalízate, porque a partir de ahora, te tocará quedarte hasta el final de todas las carreras para recoger premios y trofeos.
    Un fuerte abrazo.

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  4. Fernan he disfrutado cada línea escrita, has conseguido trasladarme a aquellos preciosos parajes e incluso saborear el fruto de tu esfuerzo en cada tramo.
    Creo que éstas sensaciones las pueden sentir con mas fuerza aquellos que disfrutamos corriendo por el monte y te agradezco que dediques tiempo en compartirlas.
    Espero que sigas disfrutando y ahora demuestres la garra que tienes en cada carrera. Deseo que subas a lo mas alto en muchas ocasiones mas y no dejes de disfrutar.
    Un abrazo.

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  5. Enhorabuena campeón (y ahora dicho con todas las de la ley aunque solo sea en la categoría de los viejunos). Disfruta de estas y las que vienen, sigue luchando, siempre adelante, un abrazo.

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