25 de febrero de 2013

Corramos con pasión.

Hay una frase que leí hace años y que atribuyen a Ava Gadner que dice así como: "con el tiempo, lo bello perdura en la memoria y lo tormentoso en el alma".
La complejidad humana es tal, tan variada en matices, que diez momentos  iguales en diez personas distintas, dejará en cada una una percepción y un poso personal. Tendremos por tanto un abanico de sentimientos y sensaciones variadísimo.
Comparto la opinión de que llevar cada una de las experiencias que nos suceden con naturalidad es seguramente la mejor forma de transitar por la vida y, uno de los caminos más rectos hacia el disfrute de la misma. También en esto del correr que tanto nos llena.
Pero, ante tal variedad de posibilidades y de formas de sentir, es inevitable que en cada cual, las cicatrices de lo vivido no resulten igual de profundas y, que la manera de sentir esas experiencias sean irremediablemente distintas y aún distantes en muchos casos.
Es importante ser feliz, desde luego. Pero no lo es menos vivir intesamente. Esa modulación de la intensidad con la que se vive cada experiencia hará que resulte nimiedad o decisiva en cada cual. Que no deje huella o esta, sea perenne en nuestra alma.
Se puede ser magnífico en el éxito, pero igual de magnifico en la derrota. Seremos felices en muchos momentos que viviamos, pero nuestras entrañas se retorceran de gozo por aquello que nos colmó de dicha y de zozobra por los fantasmas de aquello que perdimos o no conseguimos alcanzar si de veras lo deseamos. 
Es la pasión, la intensidad con que se siente algo la que nos hace sentir vivos, pero no necesariamente felices. 
La pasión, la intensidad de vivir, que llevó a Hemingway a correr delante de los toros por las calles de Pamplona sin tener probablemente idea de que significaba aquello la primera vez que lo hizo. La le hizo llevar una vida desordenada y bohemia en Navarra o en París.
O la que empujó a todos aquellos jóvenes americanos a dejar sus granjas y ciudades, cruzar el oceano y combatir en una Brigada formada por hombres de diversas nacionalidades donde la mayoría perecieron en las afueras de Madrid, por una causa perdida. Pero, por una causa en la que creyeron.
La felicidad es la consecución de un anhelo personal, la pasión es la forma de sentir lo que hacemos. Unas veces nos hará felices y otra nos causará dolor. Trasciende el final que alcancemos. Su esencia es sentirla en si misma.
Cuando vivimos con intensidad un entrenamiento, el atravesar un paraje de alta montaña, una carrera con la que hemos y hemos soñado, el arañazo con una roca al resbalar y caer o el abrazo del compañero en meta llegando reventados, nos acercamos mucho a eso llamado felicidad.
¡Corramos también con pasión!.


6 comentarios:

  1. Después de leer varias veces la entrada no me queda claro en qué acepción del término 'pasión' estás pensando. Creo que lo dices más bien en el sentido de afición o inclinación viva(por eso hablas de intensidad varias veces) que en un sentimiento que domina la voluntad. En este último caso parafraseo una sentencia conocida y te digo que ese tipo de sentimientos puede producir 'errores y a menudo, horrores'. Creo que no darle mayor importancia a los resultados no tiene, para mí, nada que ver con no vivir lo que haces con intensidad sino ponelo en su justo lugar. Esta claro que si tu entrenas muchas horas y sacrificas parte de tu tiempo por algo, no es agradable no lograr lo que te propones. De ahí a hacer un drama va mucho. La pasión ciega te puede amargar la vida.
    Se puede vivir con intensidad todos los entrenos y disfrutarlos a tope sin sufrir por los resultados. Desde luego lo de sentirse vivo no creo tampoco que tenga que ver con ningún parámetro medible. En ese sentido el señor que no ha corrido en su vida y se da un paseo tranquilamente por una dehesa en plena primavera no me atrevería nunca a decir que no está tan vivo como yo... Quizá lo que varíe es la intensidad del placer...
    Gracias por la entrada porque no deja de ser otra forma de ver las cosas que creo que tampoco está reñida con la anterior... Además me gusta mucho cómo te ha quedado.

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  2. Creo que a la vida hay que echarle pasion, es la formula para sentirnos realmente vivos. En mi caso (y creo que en el de muchos) esa pasion se activa sin esfuerzo cuando estoy en contacto con la montaña.
    Esta claro que correr con cabeza es fundamental y siempre se va amprendiendo por experiencia propia y de los consejos demas, pero hay que poner pasion para que el disfrute de lo que hagamos sea verdaderamente inolvidable. El control es necesario para que esta pasion no nos desborde y mantengamos un equilibrio, este equilibrio basico para compaginar mas cosas en nuestra vida. Corramos con pasion, por supuesto. :-)

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  3. Una de las cosas que más me gusta de esto del correr es que me acabo juntando con gente muy distinta a mí. Yo no concibo la pasión como algo importante en mi vida, soy un tipo muy cabal, tal vez demasiado. Me gusta tomar decisiones después de un concienzudo análisis, limitar los riesgos en la medida de lo posible, prefiero ser sólo relativamente feliz ante el éxito que no sentir dolor ante el "fracaso".
    Tal vez por ello mis metas son modestas... mis sueños realizables. Entiendo que para muchos de vosotros puede resultar aburrido.

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  4. Pasión según la RAE "Acción de padecer" o bien "Perturbación o afecto desordenado del ánimo", ambas acepciones me valen para definir el estado en el que al menos personalmente me encuentro en muchas carreras e incluso entrenamientos, en una carrera porque si no tienes ese grado de padecimiento es que no estás entregando lo que debes y en los entrenamientos al menos en los de montaña el ánimo se me desordena bastante.

    Desde luego que para disfrutar de algo creo que hay que ponerle lo que indica otra acepción de la palabra "Apetito o afición vehemente a algo".

    En resumen pasión, pasión y pasión.

    Afición vehemente por correr que nos lleva a una situación de perturbación en el ánimo para que padeciendo las adversidades alcancemos los objetivos que nos marcamos.

    Dicho esto también el control es necesario para no acabar estrellado contra el muro o contra el suelo y mientras que lo primero te cuesta sacarterlo de encima lo segundo con los años cada vez duele mas.

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  5. Yo entiendo la pasión como la medida con la que ponemos las ganas en conseguir una meta o un trabajo en concreto, para intentar ser mejores día a día ....

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  6. Partiendo de la base de una visión particular de entender las cosas. Un poquito de divagación y una pizca de emotividad en el texto, he de decir que lo que quiero trasladar sencillamente es que se puede ser feliz de muchos modos. No sólamente alcanzando los objetivos elegidos. Se puede ser un enamorado de una carrera que año tras año nos niegue su final y vivir con el mismo sentimiento la preparación y el pistoletazo de salida una y otra vez pensando "esta sí".
    No seamos resultadistas necesariamente. Dejemos el margen necesario a los impulsos del corazón. Dejemos un resquicio a la sinrazón. Esa que nos puede llevar a concluir un reto formidable una vez y no más. Pero una que vale por tantas y que nos acompañará toda la vida.
    Fernan si al menos he conseguido mostrar un enfoque particular ya es bastante. Sabes que en lo principal estamos de acuerdo. Admiro tu cordura. Seamos la sal y la pimienta.
    Gonchu la pasión nunca debe ser obsesiva. Yo apuesto por una forma de disfrutar de cada momento, de las cosas pequeñas antes que de los grandes objetivos.
    Mikel, siendo cabal y razonable como eres, puedo afirmar que yo he visto el brillo de la enajenación pasional en tus ojos en más de una ocasión y ha sido espoleta de intensas vivencias.
    Halfon y Esteban si entendemos pasión como la fuerza que nos empuja a no rendirnos en pos de algo que deseamos pese a una posible adversidad sólo cabe entenderla como algo positivo si no se nos va de las mano.

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