8 de septiembre de 2009

Decíamos ayer...

No las tenía todas conmigo cuando me apunté a la carrera de Las Dehesas.

Había enfocado el verano exclusivamente a correr, lo que se ha venido a denominar, carreras por el campo. Es un concepto de carrera que me encanta. Algo, lo menos que se pueda, de asfalto y el resto pues... ¡por el campo!

Pero, de pronto, pocas fechas antes me vino el yuyu. Sentí que tenía que afrontar seguir luchando por correr en la montaña. ¿Por que luchar? Pues he pasado muchos meses con severos contratiempos en los isquios que me imposibilitaban tener zancada y me daban inseguridad en la pisada en terreno técnicos. Nunca se me han dado especialmente bien, pero hasta hace bien poco, sentía que tenía que olvidarme de carreras duras como la de ayer.

También coincide esta nueva etapa con plantearme las cosas de otra forma. He asumido la edad que indica mi DNI. Lo cual significa que tengo que asumir mi desgaste y mis condiciones. Compararme con los de mi edad. Reconocer mi pérdida de prestaciones. Y, lo que me ha vuelto, son las ganas y el sentido de correr. Os digo, sinceramente, que hasta hace unos meses, no lo veía claro.

Bueno, sea como sea, no me arrepiento ni un ápice de haberme inscrito. La carrera, ya la habéis descrito, es estrictamente montañera. Dura, técnica y corrible. Es completa. Buenos paisajes. Buena organización.

Me la planteé absolutamente por libre. Iba a improvisar, en virtud de mis posibilidades y mi estado, la forma de correrla. Subí muy bien la Calzada. Reconozco que hasta reservón. La última vez que la hice, fue con Arturo y Tito y me sentí bastante chungo. No ya por seguirlos, que es imposible, sino que no andaba. O quizá andaba en exceso.

La subida al Montón de Trigo, la hice a tren. Es decir, no paré. A mi ritmo, pero con suficiencia. Tengo que decir que hasta disfruté. No me dolía nada. Únicamente la patata era la que, de vez en cuando, llamaba la atención. Pero se portó bien.

La bajada, canchalera, se me dio mejor de lo que pensaba. Un poco torpe, pero iba bien. Saltaba sin problemas y, para mi sorpresa, hasta pasé a algunos. Esto me animó bastante.

El resto, pues en los toboganes de bajada, a tope. Lo que me hizo sentir antiguas sensaciones. Y las subidas, esas pequeñas pero empinadas rampas, a tren. Según mi capacidad. Después, en el GR10, pues corrí lo que pude. Pero no medí bien y no controlé que podía haberme dado más caña. Pensaba que íbamos a bajar en cualquier momento más vertical de lo que lo hicimos. Y no di todo lo que podía.

Finalmente agradeceros a todos que estuviera allí. Es reconfortante el ánimo y la charla. Me congratulo de vuestros resultados, como ya he dicho. Y espero seguir teniendo fuerza, sentido y sensaciones para poder acompañaros. Eso sí, un poco o un mucho más atrás de por donde vayáis vosotros... ¡que sois unos auténticos cohetes!

5 comentarios:

  1. Soy de los que creen que para lograr un estado cercano a la felicidad hay que conocerse a uno mismo, méritos y limitaciones. Es difícil estar contento con uno mismo cuando en lugar de buscar tus límites tratas de encontrar los de los demás. Tal vez no sea el más rápido, ni el más fuerte, tal vez hace unos años fuese mejor, pero en este momento, dando lo mejor de mí mismo, soy feliz.

    ResponderEliminar
  2. ppong como dicen en la famosa película 'Siempre te quedará ... el sprint'. Esos doscientos metros tuyos son un lujo... Lo de la 'pérdida de prestaciones' es lógico porque no tenemos 18 pero hay que seguir disfrutando a nuestro ritmo y no fijarse en lo que éramos o en lo que son los más jóvenes. Me alegra que hayas disfrutado con la carrera. Por mi parte puede solazarme con la compañía de tu 'partener' habitual: Arturo, que empiezo a creer que es de otra galaxia.

    ResponderEliminar
  3. Me alegro de que disfrutaras de la carrera. Falté yo para llegar un poco por detrás de ti, pero igual de contento.

    ResponderEliminar
  4. Ppong eres como siempre para mí un ejemplo de sentido común.
    Así que sólo me queda ratificar tus sabias palabras y reflexiones deseando que podamos compartirlas durante muuuuuucho tiempo más.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Muy sabio, querido Ppong. Hay que saber asumir y acomodarse a lo que la vida nos depara en cada momento y luchar sólo contra lo que se pueda luchar. Esto no significa que tengamos que conformarnos sólo con ésto, ni mucho menos. Hay que buscar más, pero aceptando que todo lo que llegue por encima de lo comúnmente coherente es un regalo que hay que saber apreciar y, sinceramente, batallar a tu edad (que pareces viejo y aún no lo eres, coñe) por esas lides, con tu aplomo y maestría, para sí lo querrían el 90% del común de los mortales. El otro 10% aún no sabría lo que quiere ;)

    ResponderEliminar