23 de junio de 2009

Crónica de un gran día.

Un día grande el pasado 21 de Junio, sí señor. Podía haber sido aún mejor, pero se puede decir que fue un gran día.

Día magnífico para correr con mucho sol, pero sin calor. Ambiente estupendo en la salida, muy bien acompañado de loslocosdelcerro, incluido Fernan en la distancia.

Saludos a algunos conocidos. Me di cuenta de que, en esto de correr por la sierra, debemos ser cuatro gatos mal contados. Yo, que casi no voy a carreras, conocía a bastante gente y, si además de los conocidos-conocidos contamos a los que me suena su cara de otras carreras aunque no hayamos cruzado más de dos palabras en la vida, resulta que sabía algo de aproximadamente la mitad de la gente que estaba por el polideportivo de Cercedilla.

Empezamos un poco rápido, pero enseguida se fueron tranquilizando las cosas y me empecé a encontrar muy cómodo con el ritmo que llevábamos. Continuamente Prisillas miraba hacia atrás para ver si yo seguía, Mavegam y Lluvio gritaban de vez en cuando “¡Pepe, ¿qué tal?!”. Yo: “¡Bien, sigo aquí!”. Los de Villalba dando ambiente alrededor del Navalmedio.

¡Ring, ring!, el teléfono. Era Valverdekele que estaba esperando en el avituallamiento del Puerto de Navacerrada, me descolgué unos metros al buscar el teléfono y hablar, pero a la salida del siguiente montículo, allí estaba mi trío de cuidadores, esperándome.

Puerto de Navacerrada. Sin hambre, como un poco y bebo un vaso de agua y otro de Aquarius y con unas almendras empezamos la subida a Bola. Esta subida la habré hecho aproximadamente un par de decenas de veces durante los últimos diez años, es dura y, quizá hoy un poco más, así que pasito a pasito, controlando las pulsaciones, cuando veía 160, bajaba el ritmo hasta que bajaba de 150. El trío de compañeros se van otros pocos metros, me acompaña Valverde y llegamos arriba, a pocos metros de los demás. Prisillas está esperándome. Valverde se queda para bajar a su ritmo y quedamos en vernos en Cotos. En la bajada recupero del todo, me encuentro fenomenal y no dejo de pensar en guardar fuerzas. Nos encontramos con El Mudo y Ppong. Estos dos se lo estaban pasando fenomenal, no paraban de animar a la gente, ofreciendo caramelos y haciendo fotos a todos, pero a todos, todos. En los toboganes de la Loma del Noruego, Prisillas me pone el ritmo como sólo él sabe hacer, y me lleva en brazos hasta Cotos. En este tramo adelantamos a siete u ocho corredores.

Avituallamiento, ahora con algo más de hambre, pero no mucha. Recuerdo que allí saludé a ElHermanoDalex. También vi en varias ocasiones a Victor, pero no me acuerdo de si estaba en Cotos. Almendras, plátano, agua, Aquarius y pa’rriba.

Prisillas vuelve a quedarse conmigo, Mavegam y Lluvio van sobrados, al menos a mí me lo parece, volvemos a pillarles antes de Peña Citores, pero noto que pago el esfuerzo de acercarme hasta ellos, ese no es mi ritmo, así que paciencia, me tomo una barrita, caminar-trotar, hago un buen trozo con un francés al que no entiendo nada de lo que dice, pero vamos juntos, nos pasa una chica y el francés se va con ella (estos gabachos son así), yo sigo regulando para llegar a Peñalara. En este tramo me adelantan unos quince corredores.

En cuanto llego arriba, los compañeros ven que estoy bien. Miguel y Josema empiezan a bajar por delante. Tres minutos para recuperarme y bajamos Alberto y yo. Despacio, de verdad que íbamos despacio. Otras veces he bajado por aquí al doble de velocidad y los que conozcan a Alberto saben cómo es capaz de bajar rapidísimo por cualquier parte. Pues aquí no, aquí íbamos guardando para recuperar. Yo quería guardar fuerzas para subir a Cabezas de Hierro. En la zona más fácil me confié, di un par de zancadas más amplias y el tobillo izquierdo se fue hacia delante mientras el resto del pie se quedaba atrás… Llamé a Alberto, que al verme en el suelo pensó que me había caído. Momentos de dudas, todo pasa muy rápido. Creo que voy a poder seguir, pienso que en cuanto pase el dolor de la torcedura voy a ser capaz de correr. Voy andando para que no se quede frío y un señor me pone un poco de réflex, en ese momento veo que el tobillo se está inflamando y entiendo que no voy a poder seguir. Estamos en una zona muy transitada, en la que nunca voy a estar solo, así que le pido a Alberto que continue por delante, que siga con su MAM y con el de Miguel y Joséma que pasan más de un cuarto de hora esperando en el avituallamiento de Cotos. Alberto, en su bajada, se encontró a Ppong y El Mudo y me los mandó de patrulla de socorro. Al final, terminé llegando a Cotos en un todo terreno de los bomberos.

Estaban esperándome Valverdekele y el padre de Miguel que me hicieron el transporte hasta el polideportivo de Cercedilla. Muchísimas gracias.

En el polideportivo no tenía otra cosa que hacer que esperar a mis amigos, esperar a que hubieran tenido más suerte y más cuidado que yo. Ni siquiera podía deambular por allí para ver el ambiente. Me dirigí a la zona de fisioterapia y tuve la suerte de que Jose, -mi nuevo fisioterapeuta particular desde ese momento-, me dijera que si no tenía prisa se ponía conmigo. Estuvo más de una hora cuidando el tobillo y después me dio una bolsa con hielo.

Después de casi un par de horas tumbado decidí salir del polideportivo y me encontré con que acababan de llegar Prisillas, Lluvio y Mavegam. ¡Bien!, ¡Lo han conseguido! ¡Dos nuevos Supervivientes y un Megasuperviviente¡. Sois unos MAMones, con todo el cariño del mundo. Enhorabuena.

Miguel tiene la mirada un poco perdida, peleándose con el teléfono para avisar de que ya ha terminado. Alberto parece que llega de darse un paseo por Cercedilla, tiene ganas de ducharse y parece que va a decir “¿qué, adónde vamos ahora?”. Josema … ¿qué decir de este gran tipo?. Los que le conocéis ya lo sabéis, si es que se le ve en la cara, no puede disimular lo buena persona que es. He tenido mucha suerte en haberle conocido.

Esto no es el final de nada. Como mucho es el final de una etapa o de una temporada. En cuanto se me ponga fuerte el tobillo, voy a por más. Y el año que viene a por el MAM otra vez.

A ver si lo consigo.

3 comentarios:

  1. Aleccionador, como lo has venido demostrando desde que te leo. Primero entrenando cuando a nadie se nos ocurriría y después sabiendo estar.
    Como siga leyendo crónicas así el domingo me hago el MAM, el Zegama y vuelvo a casa para comer, que cada vez que termino tengo las patas pidiéndome más guerra que la de los 100 años.

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  2. Despacio espero estar el año que viene corriendo el MAM contigo. Pasaremos el reto juntos... Ya estoy como un niño con zapatos nuevos: va a ser mi reto para los casi cincuenta que cumpla...

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  3. Aprendí mucho de ti este domingo. Aunque ya nos conocemos de unos años no pude dejar de admirar la naturalidad con la que te tomaste las cosas.
    Muchas veces nos obcecamos y caemos en el desánimo o la misma ira cuando las cosas no salen como queremos.
    Es una lección que no pienso dejar caer en saco roto.
    Un abrazo amigo.

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